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Contra la violencia machista, la justicia patriarcal y franquista y la opresión capitalista, los recortes y la precariedad

La crisis económica ha desnudado de forma sangrante la opresión que sufrimos las mujeres trabajadoras. El machismo nos golpea a lo largo de toda nuestra vida, en el ámbito familiar y laboral, en nuestras relaciones sociales y de pareja, y una de sus expresiones más brutales es la violencia física y sexual.

Según cifras oficiales, en los últimos quince años 1.000 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o ex-parejas, 47 de ellas en 2018; este último año se registraron 500 denuncias diarias por maltrato y una por violación cada seis horas. Además, el Estado español se sitúa a la vanguardia en la explotación más brutal que sufre la mujer: la prostitución. Con más de 1.700 burdeles que mueven 5 millones de euros diarios, entre 400.000 y 600.000 mujeres, en su mayoría pobres e inmigrantes, se encuentran atrapadas como esclavas sexuales. Este multimillonario negocio de trata dirigido por el lobby proxeneta, ha lanzado una intensa campaña para regularizar esta forma de violencia extrema contra la mujer. Y cuenta para ello con la complicidad de los poderes empresariales, de la policía, la justicia y numerosos medios de comunicación, y por supuesto de la gran banca que blanquea sus beneficios.

Hoy más que nunca queda probada la falsedad de que vivimos en una sociedad de igualdad y la justicia. Esta terrible opresión es consentida y perpetuada por quienes ostentan el poder real —los grandes capitalistas—, y por todo el entramado institucional que los sostiene, desde los tribunales de justicia y el aparato policial, a los partidos del régimen del 78.

La manada es el sistema

Todo el proceso sobre la violación grupal de La Manada nos enseña que nuestra lucha se dirige no solo contra los individuos que nos agreden, sino contra el sistema que los ampara. Fueron cinco monstruos los que cometieron ese horrible crimen pero quienes niegan que fuera una violación, dejándolos en libertad provisional tras condenarlos a penas ridículas, son varios magistrados, incluida una jueza. Es lo mismo que ocurre con otras Manadas que ahora han salido a la luz, con sentencias vejatorias como la de Juana Rivas o el archivo de la denuncia de las temporeras de Huelva por los abusos sexuales sufridos a manos de unos capataces explotadores. No son casos aislados, sino la expresión de una ‘justicia’ que además de machista es clasista y reaccionaria.

Estos mismos jueces y juezas son los que nos desahucian, los que condenan a tuiteros y raperos, encarcelan a activistas y sindicalistas de izquierda o a los 8 jóvenes de Altsasu por delitos que no han cometido. Son los que activan la represión policial más salvaje contra el pueblo de Catalunya y juzgan por “rebelión militar” a los promotores del referéndum del 1 de octubre… Pero también son los que premian a la banca en el escandaloso caso de las hipotecas, dejan impunes a los torturadores de la dictadura franquista, blanquean la corrupción de la monarquía o absuelven a políticos que roban a manos llenas.

No hay duda, el aparato judicial está al servicio de los ricos. Y son dos gobiernos, primero el del PP y ahora el del PSOE, los que se inclinan sumisamente ante una judicatura llena de franquistas y machistas que pretenden desmoralizarnos y meternos en casa. Pero millones de mujeres hemos dicho basta. El tiempo de ser mudas y sumisas ha pasado.

La austeridad nos roba derechos

Las mujeres que pertenecemos a la clase trabajadora no solo nos enfrentamos a una violencia física, psicológica y sexual persistente y estructural, somos violentadas y oprimidas por la austeridad capitalista.

Mientras regalan miles de millones a la banca, recortan salvajemente la sanidad pública y meten un tijeretazo a las ayudas a la dependencia, colocando sobre nuestras espaldas el cuidado de enfermos y ancianos. La supresión de becas de comedor y la falta de plazas en escuelas infantiles redoblan el peso de las tareas domésticas que nos sepultan, volviéndonos a encerrar en las cuatro paredes del hogar.

Dentro del mundo laboral, lideramos las cifras del desempleo junto a la juventud, y si trabajamos cobramos un 30% menos que los trabajadores varones por hacer el mismo trabajo. Las mujeres firmamos tres cuartas partes de los contratos temporales y, cuando nos jubilamos, la cuantía de nuestra pensión es un tercio inferior a la de nuestros compañeros. Respondiendo a toda la caterva de reaccionarios que claman por la “defensa de la familia”, estas condiciones de explotación nos impiden en muchos casos ejercer nuestro derecho a la maternidad.

PP, Cs y VOX: la voz del machismo, la patronal y el franquismo

A todo lo anterior se suma ahora la alianza del PP, Cs y Vox. Su pacto de gobierno en la Junta de Andalucía, que sólo beneficiará a la patronal y los terratenientes, es la expresión más acabada del nacionalismo españolista, racista, machista y homófobo.

Por supuesto, las mujeres y sus derechos están en el centro de la diana de este bloque reaccionario, que puede llegar a gobernar en otras comunidades autónomas e incluso estatalmente. Pero no conjuraremos este peligro con llamamientos vacíos a defender los “valores constitucionales”, ni suplicando a la supuesta derecha “democrática” que no pacte con la “extrema”, tal como hacen los dirigentes del PSOE y no pocos de Unidos Podemos. La coincidencia ideológica del bloque PP-Cs-VOX es el resultado de un ADN franquista, racista y machista compartido.

Millones de oprimidas en pie

Todo este sufrimiento ha provocado una auténtica rebelión. El pasado 8 de  marzo protagonizamos un acontecimiento fabuloso: jamás en la historia del Estado español habíamos asistido a una movilización tan extensa y multitudinaria, con una huelga laboral y estudiantil masiva, y manifestaciones que sumaron millones en las calles de todo el Estado español.

Pero nuestro movimiento no conoce fronteras, y ya nos ha permitido celebrar la gran victoria del referéndum por la despenalización del aborto en Irlanda. Desde Argentina hasta Polonia, desde Brasil hasta EEUU pasando por la India, hemos desencadenado un auténtico tsunami.

Los defensores del sistema capitalista son conscientes de que nuestra exigencia de una vida libre de opresión entra en contradicción con el mantenimiento de su orden social, y están muy alarmados por el potencial revolucionario de nuestra lucha. El machismo de Trump y de Bolsonaro, no es casual, al igual que tampoco lo es su recalcitrante racismo. Es su respuesta al desafío de todas y todos los oprimidos.

¡El 8M lo paramos todo! Por un feminismo revolucionario y anticapitalista

Es evidente el precio que estamos pagando por la política de desmovilización de las cúpulas de CCOO y UGT, y la subordinación de Unidos Podemos al gobierno del PSOE. Pedro Sánchez lleva meses instalado en La Moncloa, pero los ataques y los recortes brutales de los últimos años siguen vigentes. Por eso hay que decir alto y claro: ¡Basta de retroceder ante las exigencias de los banqueros y los empresarios! ¡Basta de ceder ante el aparato del Estado franquista y la jerarquía católica!

Por todo ello, Libres y Combativas junto al Sindicato de Estudiantes e Izquierda Revolucionaria, llamamos a toda la juventud a la huelga general estudiantil este 8 de Marzo, y exigimos a CCOO y UGT la convocatoria de una huelga general laboral de 24 horas. Lo que necesitamos es la unidad de todas las trabajadoras y trabajadores, de toda la juventud, paralizando toda la actividad económica y social en defensa de los derechos de las mujeres. Ni paros simbólicos de 10 minutos, ni feminismo de postín de quienes aceptan las políticas de austeridad pero el 8M aparecen con un lazo morado en la solapa. Es necesario poner la máxima presión sobre el gobierno del PSOE para que nuestras reivindicaciones se hagan realidad y dejar muy claro a la derecha que nos vamos a dar un solo paso atrás.

La huelga general es el método de lucha más efectivo para probar nuestro verdadero poder. Además, como ocurrió el pasado 8 de marzo, la huelga general en los centros de trabajo y de estudio permitirá desenmascarar a esas falsas feministas que se benefician de la opresión machista. Nos referimos a las empresarias que explotando y discriminando a las trabajadoras aumentan sus ganancias; a banqueras como la Sra. Botín, que desahucian a familias entre las que se encuentran miles de madres solteras y separadas, pero abogan por un feminismo “transversal” y de la élite; a las diputadas, alcaldesas y ministras del régimen del 78, que derraman lágrimas de cocodrilo mientras aplican recortes que empobrecen a la mayoría y, especialmente, a las mujeres.

La batalla por nuestra emancipación es revolucionaria, de clase e internacionalista. Liberarnos de nuestras cadenas pasa por acabar con la raíz del problema, el capitalismo, y luchar por la transformación socialista de la sociedad. Sólo así lograremos vivir en libertad, conquistando la igualdad y acabado con cualquier forma de opresión de clase, género o raza.

¡Únete a Libres y Combativas, y construye con nosotras el feminismo revolucionario y anticapitalista!

 

¡Basta de violencia contra la mujer!

  • Castigo ejemplar a los responsables de todas las violaciones y agresiones físicas o psicológicas a mujeres. Expulsión y despido fulminante de todos los policías, jueces y juezas que favorecen la impunidad de los agresores.
  • Medios materiales y casas refugio para las mujeres maltratadas. Por un puesto de trabajo digno o subsidio de desempleo indefinido, así como una vivienda digna para las víctimas de maltrato y sus hijos.

¡Abajo las cadenas del trabajo doméstico! ¡A igual trabajo, igual salario!

  • Derogación de la reforma laboral y de todos los recortes sociales. Salarios dignos para todas y todos. SMI de 1.200 euros mensuales. Sanciones ejemplares contra las empresas que nos discriminen por ser madres.
  • Seis meses de permiso por maternidad para ambos progenitores con el 100% del salario.
  • Escuelas infantiles dignas, públicas y gratuitas. Servicio público de lavanderías, comedores, limpieza del hogar... digno y gratuito.
  • Incremento drástico de las ayudas públicas a la dependencia.

¡Nuestro cuerpo, nuestra decisión!

  • Por la educación sexual inclusiva, evaluable y obligatoria en todos los centros de estudio, para que sin importar nuestro género, orientación sexual o identidad, podamos ser lo que somos. ¡Basta de mensajes machistas y homófobos! Fuera la religión de las aulas.
  • Derecho al aborto libre, gratuito y seguro. Servicios de planificación familiar públicos y de calidad. Medios anticonceptivos dispensados gratuitamente en centros de salud y farmacias.
  • Abolir la prostitución y combatir a los poderes empresariales y políticos que se lucran de ella —la forma de opresión machista más vil—. Contra los vientres de alquiler y cualquier regulacionismo que, bajo la fachada engañosa de defender nuestros derechos, permite la venta y mercantilización de nuestro cuerpo.

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