Solidaridad con las protestas “Yo sí te creo” en el Estado español
La “justicia” del Estado español, ¡puedes violar, pero no rapear!
Necesitamos levantar un movimiento internacional contra el machismo y el patriarcado
Quiero mandar un saludo solidario a los cientos de miles de personas en todo el Estado español que han salido a protestar contra la injusta sentencia dictada en un juicio por violación en el que los responsables de una violación en grupo a una joven se libran con cargos menores. Las similitudes de este caso con el juicio en Belfast que provocó las protestas ‘We believe her’ en toda Irlanda son muy claras.
Este pasado sábado los miembros de la comunidad española en Irlanda convocaron una protesta en Dublín a la que asistí, haciendo previamente un llamamiento público a participar en la misma. Se trata de protestas muy bienvenidas como respuesta a los altos niveles de machismo que ahora se han hecho evidentes tanto en la sociedad como en el sistema legal.
Muchas personas ya han llegado a la conclusión de que es necesario un movimiento internacional contra el machismo para desafiar las actitudes sexistas profundamente arraigadas en la sociedad que conllevan la violencia contra las mujeres, y que se minimice y a menudo se culpe a las propias víctimas más que a los violadores. Quiero aplaudir a todas esas mujeres, hombres y jóvenes normales y corrientes que se han levantado solidarizándose con la superviviente de esta violación, protestando contra una sentencia indignantemente indulgente, y exigiendo un cambio decisivo respecto de la cultura machista.
Estamos viendo que, lejos de crear igualdad, este sistema fomenta una masculinidad tóxica. Las mujeres y los jóvenes están exigiendo hoy una cultura en la que se busque activamente el consentimiento en lugar de asumirlo. Necesitamos transformar completamente el sistema judicial de cara a apoyar a las supervivientes de cualquier agresión sexual.
La mal llamada “justicia” española ha sido condenada por el tribunal de la opinión pública. Una mujer de 18 años fue violada en la fiesta de San Fermines en 2016 por un grupo de hombres, incluidos un Guardia Civil y un militar, que pertenecían a un grupo de WhatsApp llamado “La manada”. Grabaron el crimen en sus teléfonos y uno de los hombres publicó mensajes en un grupo de WhatsApp celebrando lo que habían hecho y prometiendo compartir dicha grabación. La policía alegó que la víctima mantuvo una actitud "pasiva o neutral" a lo largo de esta terrible experiencia, manteniendo los ojos cerrados en todo momento.
Algunos de estos mismos hombres han sido descubiertos en otros videos teniendo relaciones sexuales con lo que parece ser una mujer inconsciente. A pesar de todo, increíblemente, uno de los jueces ha argumentado que todos deberían haber sido absueltos de todos los cargos excepto del robo del teléfono de la víctima. Finalmente fueron declarados culpables, pero no del cargo más grave de violación, sino del cargo menor de “abuso sexual”.
Este veredicto es repugnante y supone, de hecho, dar luz verde a las violaciones en grupo, asaltar y tortura a mujeres tanto física como psicológicamente. De esta manera, los violadores pueden estar seguros de que, literalmente, podrán salir airosos de sus crímenes.
Simultáneamente, un grupo de jóvenes raperos españoles han sido encarcelados por canciones donde se critica a la monarquía. La “justicia española” permite que haya hombres que puedan violar impunemente mientras otros son encarcelados por hacer rap contra el sistema.
Al igual que en Irlanda, las mujeres y los jóvenes en España han dicho ¡BASTA! Inmediatamente después del veredicto, decenas de miles de mujeres se manifestaron a las puertas del Tribunal en Pamplona coreando “No es no” y “HERMANA, ¡SOMOS TU MANADA!”. Las plazas y calles de la mayoría de las ciudades españolas se llenaron de mujeres y hombres, mostrando su indignación ante esta bochornosa sentencia.
Claramente, las mujeres no pueden confiar en estos sistemas legales machistas y corruptos de cara a que se haga justicia y de cara a garantizar su protección. La indignación y traición que las mujeres en Irlanda y España sienten hoy deben transformarse en un movimiento que luche consecuentemente por un cambio serio y definitivo.
Solidaridad con todas y todos aquellos que llenan las calles en el Estado español, ¡vuestra lucha es nuestra lucha!”
Ruth Coppinger TD