En estos días estamos viendo un espectáculo bochornoso. Ha comenzado el juicio de la violación múltiple en San Fermines a una joven de tan solo 18 años. Una vez más, como en tantas otras ocasiones, estamos viendo cómo se somete a juicio a la víctima en vez de a los culpables. La justicia machista que, como en el caso de Juana Rivas se puso del lado del maltratador y la obligó a entregar a sus hijos, ahora vuelve a posicionarse exponiendo a un juicio sumarísimo a la víctima en vez de responder con contundencia contra los agresores.
¡Basta ya de justicia machista!
La Manada se enfrenta a 22 años y 10 meses de cárcel por un delito de agresión sexual, contra la intimidad y robo con violencia. Sin embargo, ya ha quedado claro de parte de quién está el juez, que ya ha desestimado varias pruebas que los inculpan claramente como una parte de los mensajes que La Manada envió a un grupo de whatsapp, únicamente aceptando los siguientes: "Follándonos a una entre cinco. Puta pasada de viaje. Todo lo que cuente es poco". Este “escrupuloso cuidado” que ha mostrado el juez para con los cinco acusados no existe en cambio cuando se trata de la víctima de la violación y es que éste ha aceptado un informe de un detective privado - contratado por uno de los agresores - sobre la vida de la víctima tras esta salvaje agresión. La estrategia es profundamente perversa y aplastantemente machista: lo que se pretende demostrar es que la víctima continuó con su vida de forma normal tras la violación ¡¡como si eso fuese una prueba de que los hechos fueron consentidos!! ¡Es un auténtico escándalo!
Como en tantos casos que han tenido lugar, resulta que ahora a la que se somete a juicio público es a la víctima, que tiene que demostrar que fue violada. No solo no vale su testimonio, las pruebas evidentes que inculpan a los acusados, como los mensajes de whatsapp o el vídeo en el que se ven claramente los hechos, sino que además tratan de desacreditarla y criminalizarla con informes realizados por un detective privado que trata de demostrar que “la víctima no está tan afectada” o “que siguió con su vida con normalidad”.
Esta campaña repugnante que expone y pone en tela de juicio la palabra de la víctima ha llegado no obstante mucho más lejos de las paredes del juzgado. La campaña mediática para humanizar a los integrantes de “la manada”, mostrándolos como víctimas, como jóvenes a los que se les ha destrozado la vida por una gran calumnia, dando cobertura a su testimonio y llegando incluso al punto de no mostrar sus rostros en la televisión para “proteger su intimidad” contrasta enormemente con el tratamiento público que esos mismos programas tienen hacia la víctima. Ella sí que está siendo juzgada, pero no sólo en el terreno legal sino en los platós de televisión y en programas de máxima audiencia, donde por ejemplo contertulios como Nacho Abad promueve una encuesta que ha lanzado en twitter en la que pregunta a la gente si cree que hubo violación o no. Los medios de comunicación están siendo un gran altavoz para lavar la cara de estos energúmenos y por supuesto sembrar la duda sobre de las palabras de la chica. No hemos visto que estos mismos medios pongan el grito en el cielo porque la víctima haya sido vigilada por un detective privado ¿por qué nadie vela por su intimidad? Tampoco hemos oído ninguna queja por el interrogatorio de más de cuatro horas en el que los abogados de la defensa sometían a una enorme presión a la víctima tratando de hacerle caer en contradicciones y preguntando cosas como por ejemplo por qué no opuso más resistencia. La pregunta es ¿a quién se está juzgando cuando se rechazan pruebas que les inculpan claramente y se aceptan informes que tratan de insinuar que la víctima consintió los hechos porque “continuó su vida con normalidad”? A nadie se le escapa el calvario que ha tenido que pasar la víctima. No solo por haber sido violada por cinco energúmenos, entre los que por cierto se encuentra un militar y un guardia civil, que la asaltaron de noche y la forzaron entre los cinco, dejándola después incomunicada para que no pudiese pedir ayuda. Sino porque ahora, además de negarlo todo y decir que los hechos fueron consentidos, tratan de ridiculizar a la víctima y señalarla públicamente como una mentirosa que además tuvo la insolencia de continuar después con su vida.
El mensaje de todo esto es muy claro y va dirigido a todas las mujeres que sufrimos el machismo y especialmente a aquellas a las que les ronde la cabeza la idea de denunciar una violación, acoso o cualquier tipo de agresión. Cuando hay asesinatos y estos mismos medios se preguntan por qué no había denuncias previas, la respuesta es aterradoramente evidente. Quien se atreva a denunciar tendrá que exponerse a un juicio público en el que se ponga en cuestión no sólo la veracidad de los hechos, sino su vida privada, su intimidad, sus relaciones personales, su forma de vestir, si hay algo que justifique lo que le ha pasado o lo que es lo mismo: si es culpable de haber sufrido una agresión. No hay otra palabra que pueda describir mejor lo que miles de mujeres sentimos ahora mismo a la luz de lo que está ocurriendo: repugnancia.
Una vez más las mujeres somos víctimas no solo del machismo que normaliza los abusos sexuales y lo presenta como algo accidental y que no puede evitarse o peor aún, que depende de nosotras y de la resistencia que opongamos, sino que también nos hace culpables a nosotras de esa situación. Por cómo vestimos, por estar borrachas, por no haber dicho NO suficientes veces, por ir solas por la calle, por tratar de recuperar nuestra vida cuando nos sucede algo tan terrible como una violación. Es que acaso, tras una violación una mujer ¿no puede irse de vacaciones o salir con sus amigas? ¿no puede volver a la universidad o salir a divertirse? ¿no puede recuperar su vida?. Es increíble que se utilicen estos argumentos para tratar de cuestionar a la víctima. Además de ser agredidas quieren que nos hundamos y, a poder ser, que no se nos ocurra nunca superarlo.
Desde el Sindicato de Estudiantes y Libres y Combativas nos solidarizamos con la víctima y exigimos un castigo ejemplar para La Manada. Denunciamos el carácter profundamente machista y reaccionario no sólo del juez sino de la Justicia en su conjunto. Esta mal llamada “justicia” que es la única posible bajo este sistema que somete a las mujeres, que las condena a peores trabajos, a mayor precariedad, a la dependencia económica, que genera el caldo de cultivo para que la violencia contra nosotras crezca y crezca sin parar, que recorta las ayudas a las víctimas de la violencia machista y ampara y protege a aquellos que cometen todo tipo de agresiones contra las mujeres. Llamamos a todas y todos a denunciar este escándalo y en concreto a hacerlo a través de la movilización en las calles, en las protestas que tendrán lugar en estos días en las distintas ciudades para denunciar los abusos de la justicia machista.
Madrid viernes 17 a las 18:00h frente al ministerio de Justicia
Gijón viernes 17 a las 18h en Plaza Parchís
Barcelona divendres 17 a las 18:30h Conselleria de Justicia a Catalunya
Sevilla jueves 16 a las 19h en Plaza Nueva
Valladolid viernes 17 a las 19h en Plaza de Portugalete
¡Todos a las concentraciones!
¡No estás sola! ¡Basta ya de impunidad!
¡Al volver a casa no queremos ser valientes, queremos ser libres!