Teresa Prados - Esquerra Revolucionària, Lliures i Combatives Barcelona
Alabama es el último estado de EEUU que ha desafiado la sentencia del Tribunal Supremo de EEUU conocida como Roe vs Wade, que en 1973 estableció el aborto como un derecho constitucional protegido por la enmienda 14 de la Carta Magna. Antes fue Kentucky, Mississippi, Georgia y así hasta 28 estados que, sólo en lo que va de año han aprobado 300 leyes contra el derecho de las mujeres estadounidenses a decidir sobre sus cuerpos.
Fue el pasado 14 de mayo cuando se aprobó esta ley reaccionaria, que niega el derecho a abortar incluso en casos extremos como violación o incesto y prevé penas de 99 años de cárcel para los médicos que los practiquen. La ley fue ratificada por amplia mayoría en la Cámara Alta con 25 votos a favor y 6 en contra, siendo promovida por la legisladora Terri Collins y aprobada por la gobernadora republicana, Kay Ivey, y empezando la cuenta atrás para su entrada en vigor antes de 6 meses. A la salida del Senado Collins dijo: "Esta ley está a punto de desafiar Roe vs Wade y proteger la vida de los no nacidos, porque un niño que no ha nacido es una persona que merece amor y protección" ¿Amor y protección para quién? Desde luego no para las mujeres a las que no sólo se nos niega nuestro derecho a decidir sino que sufriremos aún más la impunidad para quienes nos violan, someten y maltratan.
En Alabama, la mitad de sus 67 condados solo cuentan con un tocólogo al que puedan acceder las mujeres con menos recursos. La ley promovida por la senadora Collins y la gobernadora Ivey condenará a las mujeres humildes a arriesgarse a abortos ilegales y sin garantías donde su vida corre peligro. Mientras, las mujeres de la burguesía podrán abortar, si así lo desean, viajando a otras regiones de EEUU o al extranjero.
Aunque sectores del Partido Demócrata han dicho que la ley de Alabama será paralizada por otros tribunales al chocar con la del Supremo, su aprobación por los sectores más reaccionarios apoyados por Donald Trump pretende precisamente desestabilizar al Supremo y que rectifique la sentencia de 1973 sobre el aborto libre. No olvidemos que a día de hoy cuentan con jueces como Bret Kavanaugh, de sobra conocidos por sus ideas machistas y reaccionarias.
Esta ofensiva no es casual. Los gobiernos conservadores y derechistas aprovechan para volver a épocas de prohibición. La llegada al poder de Donald Trump, un presidente déspota, machista, racista y capitalista, ha dado alas a las capas más extremistas para instaurar sus políticas de opresión a las mujeres, los colectivos LGTBI, inmigrantes… Además están aplicando recortes como retirar las ayudas públicas a las 3 únicas clínicas que practican abortos en todo el estado de Alabama. El único modo de parar estos y otros ataques a los derechos de la mujer trabajadora es con la movilización masiva en las calles.