Teresa Prados · Lliures i Combatives Barcelona

¡Responder a esta nueva agresión con la lucha y la movilización!

Hace poco más de un año el Tribunal Supremo dictaba la sentencia definitiva contra la Manada de Pamplona donde condenaba a los cinco violadores a 15 años de cárcel. Un veredicto que llegaba tras casi tres años de juicios y sentencias vergonzosas que reconocían la violación como un “abuso” y una infinidad de ataques hacia la víctima criminalizándola desde el principio. El abogado de los agresores hizo lo imposible por tratar de presentar los hechos como “una juerga sexual”, llegando incluso a contratar detectives privados para demostrar que, tras lo ocurrido, la joven llevaba una “vida normal”.

El pasado lunes 5 de octubre nos volvimos a encontrar con otra indignante decisión de la justicia patriarcal. El juez Enrique de la Hoz García del juzgado de instrucción número 40 de Madrid, evidenciando que la judicatura es un nido de machistas y reaccionarios, archivó la causa contra los detectives que espiaron a la víctima, alegando que esto no es ningún delito. El magistrado ha definido su decisión argumentando que los dos detectives contratados “recabaron datos e imágenes de la denunciante en lugares públicos al objeto de incluirlos en un informe aportado a un procedimiento penal”. Para este juez –y para el conjunto del sistema– es totalmente lícito espiar y atentar contra la intimidad de la joven después de que cinco hombres la violaran, lo filmaran y difundieran su violación. Repugnante.

La justicia patriarcal contraataca y justifica el espionaje de las víctimas

Esta decisión vuelve a poner en el punto de mira a la víctima de la Manada y a todas las mujeres que han sido agredidas, violadas o maltratadas. No sólo tenemos que soportar procesos judiciales que son una tortura donde se señala cómo íbamos vestidas, por qué estábamos en la calle por la noche o en qué estado nos encontrábamos cuando fuimos agredidas o no sólo nuestros agresores cuentan con la complicidad más absoluta por parte de jueces y juezas machistas –en el Estado español sólo el 23% de las denuncias por violencia machista termina en condena–. Sino que, además, lo que la resolución del Juzgado de Instrucción de Madrid dicta es que, si tratamos de olvidar este terrible episodio de nuestras vidas, si queremos seguir adelante… igual no hemos sufrido tanto. Y, para demostrarlo, se puede vulnerar nuestra intimidad sin problema.

No es ninguna casualidad que el sistema judicial siga amparando a los violadores de los Sanfermines y trate de hundir a la víctima lo máximo posible. La lucha contra esta Manada y la sentencia inicial emitida, levantó a centenares de miles de mujeres y hombres de todo el Estado contra la violencia machista. Las miles de gargantas que gritamos “No es abuso, es violación” o “Yo sí te creo” forzamos al Tribunal Supremo a reconocer lo evidente: que era una terrible violación. Los jueces y juezas sexistas, el aparato del Estado y el sistema capitalista tomaron muy buena nota de lo que el movimiento feminista logramos en las calles. Y como no pueden permitir que suceda algo parecido de nuevo, tratan de desmoralizarnos.

Han tratado que nos sintamos impotentes sentencia patriarcal tras sentencia patriarcal. En junio, a los mismos violadores de Pamplona, se les condenaba a un año y medio y tres años por abusos sexuales, una condena ridícula que les dejaría en libertad si no hubieran estado condenados antes por la agresión en Nafarroa. Cada día conocemos nuevas violaciones grupales que son desestimadas por la justicia. Las instituciones del sistema han iniciado una guerra contra el movimiento feminista, que ha tenido uno de sus máximos capítulos con la investigación de la Guardia Civil sobre el 8M, un montaje judicial y policial escandaloso.

Día tras día el carácter machista y franquista de esta judicatura, un aparato que no fue depurado tras la caída de la dictadura, se revela con claridad para millones de personas. Debemos seguir impulsando la lucha en las calles para forzar al Gobierno del PSOE-UP a depurar de forma inmediata la judicatura de todos los elementos reaccionarios, la policía y el Ejército –no es casualidad que dos de los miembros de la Manada pertenezcan a los cuerpos de seguridad del Estado– y que legislen políticas feministas de verdad, para transformar nuestras vidas radicalmente. Deben escuchar nuestro clamor. Un gobierno que se dice feminista tiene una obligación política y moral impostergable con el conjunto de las mujeres trabajadoras y jóvenes. ¡Debemos seguir denunciando que el problema es el sistema en su conjunto!

Vencer al sistema patriarcal impulsando un feminismo revolucionario y de combate

El pasado septiembre, en el juicio por el asesinato de Paz Borrego en Gijón, volvimos a ser testigos de cuáles son los métodos para vencer a esta justicia machista. Un proceso judicial donde, hasta 24h antes de dictar sentencia, el juez mantenía que su asesinato era un homicidio. La campaña que impulsamos desde Libres y Combativas, donde contamos el apoyo de decenas de organizaciones y colectivos, la presión social que ejercimos mediante la movilización fue la clave para que la fiscalía y la abogacía del Estado se vieran forzados a determinar por unanimidad que la muerte de Paz fue un asesinato cometido de forma “deliberada, consciente e intencionadamente, eliminado toda posibilidad de defensa de su víctima”.

Esta victoria –igual que la condena final a la Manada– es un triunfo del feminismo revolucionario y de combate en las calles y una muestra de cómo podemos vencer al sistema patriarcal. El machismo forma parte del ADN del sistema capitalista y debemos decirlo con claridad: sí que podemos poner fin a nuestra opresión. Para terminar con todo tipo de violencia, poner fin a la esclavitud sexual, a la explotación laboral, a la precariedad que sufrimos las trabajadoras, debemos tumbar este sistema que lo único que nos depara es criminalización, sufrimiento y miseria.

La lucha es el camino y seguiremos impulsándola hasta conseguir un mundo donde, como defendía Rosa Luxemburgo, seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres. ¡Únete a Libres y Combativas!

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