¡Feminismo revolucionario!

En los últimos meses, con la crisis de la Covid-19 y los confinamientos domiciliarios, han sido muchas las mujeres jóvenes y trabajadoras que han sufrido en carne propia la lacra de la violencia machista de una forma aún más cruel: nuestras casas se han convertido en cárceles en las que nos hemos visto obligadas a convivir a tiempo completo con nuestros agresores, siendo expuestas a las tensiones que provoca una crisis de esta magnitud y teniendo que permanecer en silencio ante el maltrato y las agresiones por miedo a ser asesinadas.

Por ello el próximo miércoles 25 de noviembre, en el Día Internacional contra la violencia machista, seguiremos denunciando alto y claro la violencia que sufrimos millones de mujeres y al sistema capitalista que la ampara.

La fuerza arrolladora que ha demostrado el movimiento por los derechos de las mujeres trabajadoras y jóvenes es imparable y sigue siendo un ejemplo muy poderoso. Así lo han demostrado las movilizaciones que han recorrido las calles de distintos países durante estos últimos meses. En Argentina contra las sentencias patriarcales y por el derecho al aborto, en México contra los feminicidios o la reciente rebelión de nuestras hermanas en Polonia que han sacudido el país contra el ataque del Gobierno de la extrema derecha a los derechos reproductivos. Tras días y días de protestas, una marcha de más de un millón en la capital y la convocatoria de una exitosa huelga general, ¡han conseguido tumbar este ataque! Sentimos como nuestra esta victoria y nos llena de inspiración para continuar la lucha contra el machismo en el Estado español.

Este sistema nos condena a la violencia, la opresión y la esclavitud

Los datos del propio Ministerio de Igualdad, durante los meses del confinamiento son escalofriantes: las llamadas al teléfono 016 de atención a las víctimas de violencia machista aumentaron un 60% en el segundo mes de confinamiento –un aumento del 37,6% en comparación con el primer mes de confinamiento. Las consultas on-line crecieron un 586%, siendo 295 las registradas el mes de mayo y 1.283 personas solicitaron apoyo psicológico desde que se habilitó este servicio el 21 de marzo.

Estos datos ponen una vez más en evidencia la profundidad y el carácter sistémico de la violencia y la opresión que sufrimos las mujeres trabajadoras y jóvenes y los límites del escudo social del Gobierno de coalición, que debe dar un giro de 180 grados. Los 100.000 millones que han regalado a la banca y al IBEX35 durante la pandemia, deberían haber ido a la educación y la sanidad públicas, a los servicios sociales, a garantizar derechos y salarios dignos para los trabajadores, combatir la precariedad y la desigualdad…

Para combatir de forma efectiva la violencia machista es necesario poner en marcha de forma urgente medidas muy concretas: la habilitación de casas refugio para todas las mujeres maltratadas poniendo las miles de viviendas vacías de los grandes bancos y fondos de inversión a este servicio. Garantizar un subsidio de desempleo indefinido, prohibir por ley los desahucios, incorporar a miles de profesionales del ámbito de la psicológica al sistema público de salud, derogar la reforma laboral para acabar con la precariedad y la brecha salarial y garantizar unos sueldos dignos. Impulsar un servicio público gratuito de escuelas infantiles, residencias, lavanderías, comedores, tintorerías y limpieza del hogar para acabar con la esclavitud de las tareas domésticas y el cuidado de mayores y niños. Depurar a todos los machistas y fascistas de la policía, el Ejército y el sistema judicial para acabar con las sentencias patriarcales y la violencia de este sistema.

Sólo con estas medidas, que millones hemos exigido en las calles cada 25N, cada 8M, cada vez que hemos plantado cara a sentencias machistas y franquistas, es como conseguiremos acabar con la violencia y opresión que sufrimos.

Así, con políticas verdaderamente de izquierdas que supongan una transformación completa de nuestras vidas, es como podremos combatir el odio y el veneno de la extrema derecha, las y los mismos que siguen negando la violencia contra nosotras, que nos culpan como responsables de la extensión de la Covid19 por la manifestación del 8M, cuando han sido precisamente sus políticas de recortes, privatizaciones y de regalo de dinero público al sector privado quienes han allanado el camino a esta catástrofe.

Como la experiencia demuestra, sólo con la organización y la lucha lograremos arrancar nuevos derechos y proteger los que ya hemos ganado. No permitiremos que los y las mismas de siempre, los herederos de la dictadura, sigan defendiendo sus privilegios a costa de nuestra opresión.

Por eso somos muy conscientes de que la lucha contra la violencia machista es la lucha contra la cosificación y la mercantilización de nuestros cuerpos, contra la trata, los vientres de alquiler, la prostitución y la pornografía. Es la lucha por unos salarios justos y unos puestos de trabajo dignos. Es la lucha contra este sistema por una sociedad nueva donde nadie conozca la explotación, la injusticia ni la miseria.

¡Únete a Libres y Combativas!
¡El 25N todas y todos contra la violencia machista!

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