Campaña de sensibilización contra el consumo de pornografía entre la juventud estudiantil

*Campaña realizada en 2020 y cofinanciaciada por la Administración del Principado de Asturias, a tra­vés de la Dirección General de Igualdad, y del Ministerio de Igualdad en el marco del Pacto de Estado contra la violencia de género.

Descarga aquí el material de la campaña: cartel · hoja · cuaderno de conclusiones

La violencia machista es un grave problema de salud pública y afecta de manera alarmante a las jóvenes. Así de rotundas son las conclusiones directas de los datos aportados por la última Macro encuesta de Violencia contra la mujer de 2019 publicada por el Ministerio de Igualdad; el 57,3% de las mujeres de más de 16 años- una de cada dos- ha sufrido algún tipo de violencia machista a lo largo de su vida. Dentro de esta realidad dramática las mujeres jóvenes somos las que experimentamos en mayor medida situaciones de violencia machista. Según este mismo estudio, el más amplio hasta la fecha, El 71,2% de las mujeres de entre 16 y 24 años y el 68,3% de las que tienen entre 25 y 34 años la ha sufrido en alguna de sus múltiples manifestaciones.

El catálogo de formas en las que el machismo entra en nuestras vidas y nos rodea diariamente es interminable, pero entre las más peligrosas destacan aquellas que normalizan la violencia contra las mujeres, blanquean el abuso y poco a poco hacen que inconscientemente nos habituemos a “tolerar” la cultura de la violación. Entre ellas la pornografía ocupa un lugar destacado, ese escaparate de maltrato machista socialmente aceptado que se ha convertido en una puerta abierta de par en par para fomentar la violencia contra las mujeres y que encuentra en los y las jóvenes víctimas propicias para este gran negocio criminal. La pornografía es violencia contra las mujeres y nos rodea permanentemente Comprender en primer lugar la naturaleza de la pornografía es vital para luchar conscientemen- te contra la violencia machista.

Esta industria misógina que promueve el “derecho” de un hombre a abusar violentamente de la mujer mueve, según algunas estimaciones, en torno a 400 millones de euros en nuestro país y alrededor de unos 88.000 a nivel mundial. Un gran negocio basado en humillaciones y vejaciones contra las mujeres. España está entre los 15 países que más consumen pornografía por internet, ocupa el puesto 13 en un ranking mundial que lidera EEUU. Lo que el porno ofrece es propaganda de la prostitución, la forma más extrema de explotación sexual de las mujeres, y está completamente vinculada a la trata; el 46% de la pornografía está grabada con víctimas de trata y el 92% quiere salir de ese negocio multimillonario y no puede. Antes de las grabaciones muchas son drogadas y las imágenes que se pueden ver con un solo click son reales, son abusos, violaciones y lágrimas reales. Páginas como Onlyfans, que no se venden públicamente como una red social de pornografía, sino como una “plataforma sin censuras para adultos” forman parte de este negocio. Sólo hay que investigar qué hay detrás de esta plataforma, que dista mucho de generar un contenido “independiente y autónomo”. Onlyfans fue fundada por Tim Stokely, creador de otras plataformas como Glamgirls y Custom4u y administrada por la sociedad Fenix International Ltd, cuyo propietario, Leo Radvisnky, un pez gordo en el mundo del porno vinculado a webs de pornografía reconocidas como MyFreeCams.com y MyFreeNubilestube.com, siendo el contenido de esta última específicamente de pornografía hardcore con adolescentes, desaparecida hace tan sólo cuatro años.

Las y los estudiantes contra la cultura de la violación, cerremos la puerta a la violencia machista La edad media en la que un joven entra en contacto con la pornografía se ha adelantado ya ¡a los 8 años! Ese porno feroz y esa misoginia educa a los niños y niñas desde pequeños y modela el imaginario sexual de los jóvenes, que aprenden a reproducir los actos violentos que ven en ellas y toman la sumisión y humillación de las mujeres como fuente de excitación y, en la medida en que la educación sexual está prácticamente ausente en las aulas, la pornografía se cuela en nuestras relaciones interpersonales desde adolescentes y perpetúa la violencia machista atando nuestras relaciones a las representaciones pornográficas que son las únicas referencias sexuales de millones de jóvenes. De esta manera, los casos de violaciones en grupo que no han dejado de sucederse no son más que un reflejo del impacto de este negocio en la juventud: el porno es la escuela de las manadas que trasladan de la pantalla a nuestras calles la violencia machista más descarnada. No es casualidad que la búsqueda en internet de las palabras “violada” o “violación” en este tipo de vídeos siga aumentando. La pornografía es la escuela del machismo y es esclavitud sexual.

La necesidad de acabar con esta lacra, de romper las cadenas de las mujeres víctimas de la esclavitud sexual, de poner fin a esta cadena que perpetúa y promueve la violencia contra nosotras es urgente. No queremos palabras, queremos pasar a la acción, por eso durante los próximos meses realizaremos charlas debate, reparto de materiales como este en los centros de estudio y acciones de concienciación para cerrar esta puerta a la violencia machista. ¡Contáctanos para unirte y participar en la campaña!

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