La semana pasada, salía a la luz la noticia de que el gobierno del Partido Popular pretendía utilizar el 016, el teléfono que sirve para asesorar a mujeres víctimas de la violencia de género, para asesorar también a hombres sobre la custodia de los hijos o divorcios.
Es increíble cómo este gobierno cínico nos intenta vender el Pacto de Estado contra la violencia de género como la solución a una lacra que nos golpea, viola y asesina cada día, mientras sigue sin poner en marcha medidas reales para frenarla y alienta políticas machistas desde las propias instituciones.
El 016 ha sido uno de sus baluartes de lucha contra la violencia machista a pesar de que en 2015 contaba sólo con 21 personas trabajando para atender las decenas de miles de llamadas. Pero no satisfechos con ello, ahora también pretendían atender a los propios maltratadores para informarles sobre sus derechos en materia de "conciliación, relaciones paterno-filiales, separación y divorcio, custodias", u orientar en cuestiones "surgidas en contextos de violencia y con ocasión de situaciones de ruptura”. ¡Un mismo teléfono para asesorar a las víctimas y a sus propios verdugos!
La noticia ha causando tal indignación en cuestión de horas que el gobierno se ha visto obligado a eliminar esa cláusula y mantener este servicio tal y cómo estaba. No porque haya comprendido que es un error sino fruto de la presión social. Hay un ambiente claro, sobre todo entre las mujeres jóvenes de la clase trabajadora y el colectivo LGTBI de no permitir a este gobierno avanzar ni un ápice en la aplicación de políticas machistas que sigan perpetuando la opresión heteropatriarcal.
El cinismo del Partido Popular
Por mucho que se haya echado con este ataque o nos venda un Pacto de Estado totalmente hueco, este gobierno lejos de luchar contra la violencia machista la mantiene y alienta. Lo hace cada vez que desahucia a una víctima y sus hijos de su casa. Lo hace dejando decenas de feminicidios fuera de las estádisticas por no tener una relación sentimental con el agresor, o por ser prostitutas. Lo hace manteniendo un sistema educativo machista donde se oculta el papel de las mujeres en la historia o en el que se crean ciclos formativos de “ama de casa” para perpetuar ese papel que se nos asigna como esclavas del hogar y de los cuidados familiares. Lo hace también negando los programas de prevención y educación en igualdad, y los recursos necesarios para que cualquier mujer maltratada pueda salir del infierno al que se ve sometida.
Este sistema machista ampara a los acosadores y maltratadores, cuestionándonos y criminalizándonos a nosotras si presentamos una denuncia por violación o maltrato, cómo hemos visto con el caso de la Manada o con Juana Rivas. Y después tienen la vergüenza de culparnos de no denunciar a tiempo.
¿Cómo nos pueden echar a nosotras la culpa de no denunciar si cuando lo hacemos en lugar de juzgar a nuestro violador se nos juzga a nosotras por volver solas de una fiesta o rehacer nuestras vidas tras una agresión?¿Si no se nos da una alternativa habitacional para no seguir conviviendo con nuestro maltratador y si, además, no se van a poner medidas preventivas suficientes para que este no nos continúe golpeando o nos asesine?
La organización y la lucha son el único camino
El 2017 ha sido año terrible respecto al número de asesinatos de mujeres por violencia de género, que se ha cerrado con 49 víctimas según las cifras oficiales, pero 99 si incluimos también a las asesinadas por familiares, feminicidios no íntimos, como el de Diana Quer, hijos e hijas de las víctimas y las que se dedicaban a la prostitución.
Pero 2017 también ha sido un año de lucha, un año en el que hemos visto como millones de mujeres a nivel internacional han salido a luchar por sus derechos. El 8 de marzo del año pasado fue una demostración brutal del potencial revolucionario que se está gestando. La única opción para acabar con la opresión que sufrimos día a día las mujeres es la lucha y la organización, codo con codo con el resto de oprimidos para acabar con el patriarcado y el sistema capitalista que lo ampara.
¡Únete a libres y combativas para construir con nosotras un feminismo revolucionario y anticapitalista!