LIbres y Combativas México
Después de casi 3 años de haber hecho una denuncia por violación, secuestro y robo, finalmente este 19 de noviembre tuvimos una sentencia ejemplar por 81 años y 6 meses.
Iniciamos la campaña #NoEstásSola en enero de 2019 por el complicado acceso a la justicia y el machismo institucional que empezábamos a conocer de cerca. Desde la madrugada del 21 de diciembre de 2018 la actitud del Ministerio Público fue de persuadir de no realizar la denuncia porque es un proceso largo, y sí, es largo y tortuoso por su negligencia e incompetencia, porque han dejado crecer el problema de la violencia machista, porque, a pesar de que en los informes institucionales están las horas de capacitación en perspectiva de género como uno de los mayores avances, el personal de las Fiscalías no lo aplica, por eso es que insistiremos en el llamado a escuchar a las víctimas antes de quererse evitar una investigación y revictimizarlas.
Nos lanzamos a la batalla #NoEstásSola
En enero de 2019 no teníamos información del avance de la investigación, no sabíamos cuándo se tendría información sobre el perfil genético, no se había hecho un recorrido para encontrar cámaras públicas o particulares para contar con más información, y nos habían alertado sobre la importancia de contar con grabaciones de las cámaras de vigilancia públicas, por ejemplo, porque el tiempo de almacenamiento de los videos es de 7 días. En la Fiscalía de delitos sexuales no tuvimos acceso a la carpeta porque la estaban enviando a la Fiscalía antisecuestros, la denuncia se había catalogado como secuestro exprés.
Para nosotras era importante que se siguiera el delito de violación con mayor importancia, porque es un delito de violencia machista que atentó contra la integridad de una persona. Nos dijeron que nos convenía porque esa Fiscalía tenía más recursos para hacer una investigación y porque el secuestro tiene una pena mayor. Esta visión capitalista y patriarcal desde las leyes, le da más peso a la privación de la libertad para arrebatarte dinero que a la privación de la libertad para violarte. Por eso la lucha no puede limitarse a la aplicación de las leyes, si contra la visión con la que se crean estas leyes de injusticia que dan 90 años por secuestro y tan sólo 17 años por violación como máxima.
Desde entonces las irregularidades estuvieron presentes y nos convencimos de que sólo con la lucha organizada podríamos hacer que la investigación avanzara, hicimos mítines: en la Alcaldía Iztapalapa, en la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, en el metro Constitución; enviamos una queja a la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, teníamos las herramientas para hacernos ver y escuchar, por acceso a la justicia, pronta atención psicológica a víctimas, depuración de funcionarios violentadores de mujeres en las instituciones de justicia, etc. Mientras, seguíamos aportando información para integrar la carpeta de investigación, por nuestros propios medios.
Eran mediados del 2019, cuando la ola feminista en México estaba tomando fuerza y nosotras no éramos ajenas al movimiento, las acusaciones de acoso sexual en las escuelas, la agresión de policías contra una mujer en la Alcaldía Azcapotzalco, el secuestro de mujeres en inmediaciones del metro, el feminicidio de Daniela después de tomar un taxi, de Ingrid, de Fátima y muchos más alimentaban el coraje de las mujeres para organizarse y luchar por nuestras vidas, fue lo que abonó a una marcha del 8 de marzo de 2020 nunca antes vista, fue el contexto en el que también pedimos la solidaridad para la campaña #NoEstásSola y así nos acompañamos del movimiento feminista y demás luchas que se mantienen en las calles, por la defensa del territorio, por la educación, por condiciones de vida dignas.
Habíamos hecho publicaciones en páginas de Facebook para encontrar a posibles víctimas que leyeran el modo de operar de los agresores, encontramos una más, con ella pudimos hacer un reportaje televisivo, en cuanto se publicó nos encontramos con una más, hicimos el mitin del metro Constitución y nos encontramos con otra víctima, no fue casualidad, los agresores habían recibido el mensaje de que podían hacerlo y no habría ningún castigo, lo hicieron más de 4 veces. Finalmente la Fiscalía de delitos sexuales retomó la carpeta y se comprometió a dar resultados, se incluyó el modo de operar en la investigación (la Fiscalía antisecuestros ya había solicitado a sexuales la información y sólo respondieron que se solicitara a otra dependencia), con esto se detectaron 10 carpetas similares, pero quedaron 5 con mayor relación y la información se fue integrando para poder capturar al violador en septiembre de 2019.
Nos acompañamos también de la asesoría del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio para la siguiente etapa. El proceso judicial pudo empezar en marzo de 2020 cuando también iniciaron las medidas de seguridad sanitaria por la Pandemia de Covid 19, iniciaron los mítines en el reclusorio Oriente para protestar contra la justicia machista y clasista, buscábamos que fuera un proceso con perspectiva de género, justo y sin negligencias, ya que son pocos los casos que llegan a judicializarse, tan solo un 5% del total de carpetas llegan a una sentencia. Una impunidad del 95% en delitos de violencia sexual ha sido también de las principales causas de que las agresiones contra las mujeres escalen hasta llegar a 11 feminicidios al día en México.
Contra el machismo institucional
El proceso durante la pandemia fue aún más tortuoso, porque ahora se tenía este pretexto para hacer el proceso aún más lento. Las audiencias se programaba y reprogramaban porque, como en todos los centros de trabajo, no estaba asistiendo todo el personal en jornadas laborales normales, aumentaba el número de enfermos, los procesos pendientes seguían acumulándose, pero es que esta bola de nieve de procesos acumulados era un problema que ya se tenía antes de la pandemia, porque para este sistema, las victimas no somos la prioridad. Convocamos a una toma simbólica en el Poder Judicial de la Ciudad de México el 30 de septiembre de 2021 para exigir se pudiera atender nuestros casos sin más aplazamientos, porque a casi año y medio de la pandemia no se había trabajado en un protocolo extraordinario que pudiera agilizar los procesos en la pandemia y que se diera una sentencia ejemplar para empezar a revertir el mensaje de permisión a los agresores.
La impunidad que se alimenta también por la falta de recursos en las instituciones destinados a la atención de víctimas. La falta de personal para hacer investigaciones serias con consciencia de la violencia de género. El enorme peso de la burocracia, la desigualdad en la repartición del presupuesto dentro de este aparato, con salarios millonarios para los jueces y fiscales mientras nos hay recursos para que por ejemplo haya psicólogos y peritos exclusivos para la fiscalía de delitos sexuales o recursos para que trabaje la fiscalía de feminicidios recién creada.
La falta de defensores públicos son motivo de rezago de muchas carpetas sin sentencia, mientras inocentes pagan condenas no dictadas e incluso por falta de intérpretes para personas indígenas. También hay falta de herramientas de trabajo y condiciones laborales precarias, todo ello lleva a que las carpetas queden solo archivadas u olvidadas. Aquí las buenas voluntades de uno que otro funcionario se dispersan en un mar de falta de recursos, corrupción, negligencia, burocracia, pero principalmente en una política capitalista de menosprecio ante los crímenes que sufrimos la gente pobre y la clase trabajadora.
El único camino es la lucha
Gracias a los métodos de lucha de nuestra clase, conseguimos una sentencia no solo ejemplar, sino histórica. Seguiremos por este camino hasta que los hombres y mujeres de la clase trabajadora tomemos en nuestras manos a las instituciones de justicia y vivamos en una sociedad libre de violencia machista y clasista.
Este 19 de Noviembre ganamos una sentencia de 81 años 6 meses contra un violador reincidente que atacaba a sus víctimas después de simular un servicio de taxi en la Alcaldía Iztapalapa, por los delitos de secuestro exprés agravado y violación, este resultado es muy significativo en un país de impunidad, luchamos por un caso de Acceso a la justicia, por un agresor menos en las calles, pero el llamado es a la lucha organizada pues solo con ella lograremos arrebatar justicia y asentar las bases para una nueva sociedad.
Obtendremos justicia cuando todas y todos seamos realmente libres de toda violencia: política, económica, cultural, racial, social, estructural, de género y, eso sólo lo conseguiremos con un programa de lucha feminista revolucionario y anticapitalista.
¡No más justicia machista y clasista!
¡No más impunidad en delitos de violencia de género!
¡Basta de sueldos millonarios para jueces y fiscales y austeridad para la atención a víctimas! ¡Basta de procesos lentos y tortuosos!
¡Ni un violador más en las calles ni en las instituciones!
¡No más leyes inútiles, queremos resultados en la disminución real de la violencia machista!
¡Queremos libres y vivas a todas las mujeres, no más agresiones ni feminicidios, no creemos en sus leyes!