Cuando las feministas hablamos de “justicia machista y patriarcal” es porque hay situaciones más que de sobras que avalan esta afirmación. El último caso lo hemos conocido hace unos días: el Tribunal Constitucional avaló la decisión del Tribunal Superior de Justicia de las Islas Baleares que permite saldar una deuda con sexo oral.
Este escándalo judicial mayúsculo ha dado la razón a un hombre que forzó y chantajeó a su excuñada para que liquidara una deuda económica que tenía con él realizándole “dos o tres felaciones por semana”. Cuando ella le denunció, el acosador siguió coaccionándola y abusando de ella, llegando incluso a amenazarla con llevarla a los tribunales por no “cumplir su trato”, cosa que finalmente hizo.
De este modo, el TSJ avala que, “dos personas adultas están legitimadas a satisfacer sus deudas mediante sexo oral o cualquier tipo de relación sexual como si fuese un contrato contractual”. Es vomitivo. Esto no es más que otra forma de fomentar el abuso contra las mujeres y tratarnos de una forma completamente denigrante, como si no fuéramos personas y como si cualquier cosa –incluida esta– fuese aceptable respecto a nuestro cuerpo, independientemente de nuestra voluntad.
Justicia culpable, sistema responsable
La lógica detrás de este fallo es la misma que sustenta la lacra de la prostitución: si no tienes dinero, tendrás que pagar cediendo tu cuerpo a quien te extorsiona para poder sobrevivir. La justicia patriarcal insiste en su esfuerzo por despojar a las mujeres humildes de absolutamente todo, hasta de nuestros propios cuerpos, intimidad y libertad sexual.
Esto no es algo nuevo, sino un paso más adelante en los ataques hacia las mujeres de una justicia que se utiliza como herramienta de coerción por parte de quienes defienden este sistema capitalista y patriarcal contra quienes padecemos sus consecuencias. Lamentablemente, este tipo de actuaciones por parte del sistema judicial ya no nos sorprenden.
Mediante estas sentencias, la “justicia” machista no hace más que poner en peligro nuestra integridad y nuestras vidas, allanando el terreno para que los sectores más reaccionarios y misóginos de la sociedad actúen libremente con impunidad. El último balance de criminalidad de 2021, afirma que los delitos que más han aumentado son las agresiones sexuales con penetración, que se sitúan un 14% por encima que en 2019. ¡Sólo en 2020 se denunciaron más de 12.638!
¡Nos quieren sumisas, nos tienen combativas!
Es evidente que bajo este sistema no estamos a salvo. Hemos señalado en muchas ocasiones como el capitalismo, el Régimen del 78 y sus instituciones podridas, son una parte fundamental de la violencia que padecemos millones de mujeres. Y el poderoso movimiento feminista que hemos levantado ha conseguido que esta realidad deje de estar oculta y silenciada.
Fruto de la presión social que ha provocado nuestra lucha, el Gobierno de coalición PSOE-UP, autobautizado como “el más feminista”, prometió defender los derechos de las mujeres. Pero lamentablemente, las palabras bonitas no están teniendo consecuencias prácticas. ¿Cómo es posible que ante sentencias tan vergonzosas como esta, la única respuesta de la ministra Irene Montero sea publicar un tweet mostrando su indignación? La indignación no sirve de mucho si después se nos insta a “respetar las sentencias” que emiten un puñado franquistas con toga aunque no nos gusten. Necesitamos acciones contundentes y las necesitamos ya, empezando por la depuración inmediata de todos los fascistas que copan la judicatura y el aparato del Estado. No es algo abstracto. Quienes nos declaran la guerra con su machismo tienen nombres y apellidos. Respetando la lógica del Régimen del 78 es imposible que nuestra situación mejore y nuestros derechos se respeten.
Ni los jueces y juezas reaccionarios, ni la extrema derecha ni los fascistas van a amedrentarnos y a callarnos. Vamos a seguir defendiendo desde las calles un feminismo anticapitalista y revolucionario, gritando que ¡no tenemos miedo! Y señalando a esta justicia al servicio de la élite. Si nos organizamos para luchar podremos tumbar estas sentencias denigrantes y garantizar una vida digna para todas.
¡Únete al feminismo revolucionario! ¡Únete a Libres y Combativas!