Malena Cortina · Libres y Combativas Asturies
Según datos del Ministerio de Exteriores, desde 2010 hasta mediados de 2023 se han inscrito en consulados españoles de diferentes zonas del mundo 3.112 niñas y niños nacidos por gestación subrogada.
Aunque en teoría en el Estado español esta práctica está prohibida, la realidad es muy diferente. Se permite la inscripción porque dicen “prima el interés superior del menor” con la condición de que la maternidad subrogada sea legal en el país de nacimiento y haya sido consentida por la madre.
¿Consentida? Es increíble que a este Gobierno tan “progresista” y “feminista” del PSOE y Sumar no se le caiga la cara de vergüenza. Existen, al menos, trece agencias en el Estado español que se encargan de que pueda inscribirse al bebé sean cuales sean las condiciones que viven las madres gestantes.
Cuando hay dinero de por medio, da absolutamente igual con qué se haga negocio: con bebés, con el cuerpo de las mujeres, etc. El argumento para justificar los vientres de alquiler es ayudar a las personas con problemas de fertilidad o las parejas homosexuales para poder tener descendencia. Es curioso que nunca se preocupan de la situación que vivimos las personas LGTBI en la calle, en los centros educativos, en el ámbito laboral… pero sí es una carta que interesa jugar cuando se trata de justificar la barbarie detrás de este negocio. ¡Ser padre o madre no es un derecho!
Es un negocio que interesa mantener no solo por quienes están detrás de él, sino por quienes son las y los que pueden acceder a él. Si tenemos en cuenta el precio a pagar, está claro que se cae el argumento de que es una ayuda para que todo el mundo pueda formar una familia. Son pocos los que se pueden permitir el lujo de comprar un bebé y pagar por ello entre 40.000 y 200.000 euros, dependiendo del país.
Si hablamos del caso de Ucrania, los padres y madres compradores tienen el control total sobre la mujer embarazada en las clínicas de vientres de alquiler. Se aísla a estas mujeres de su entorno (y de sus anteriores hijas e hijos) para que vivan en las clínicas de vientres de alquiler. Las madres y padres compradores pueden decidir qué comen, qué actividades pueden realizar y cuáles no, y si pueden mantener relaciones sexuales o no durante el embarazo, hasta el punto de que, en el caso de embarazos múltiples, malformaciones en el feto, problemas de desarrollo o discapacidades, pueden decidir el aborto de las criaturas que no deseen.
Madres vulnerables que se ven obligadas a alquilar sus vientres por necesidad. Niñas y niños a la carta, por catálogo, gestados en granjas de bebés que son comprados por quienes anteponen sus deseos a las condiciones de vida de la madre y el bebé.
“Si el bebé muere antes de dos años, reiniciamos el proceso gratis”
Y las agencias que permiten estas atrocidades operan con total impunidad en nuestro país y, por si esto no fuera ya una monstruosidad, la madre no recibe todo el dinero de golpe, sino que se divide en cuotas y se va pagando a mes vencido. Así, si por ejemplo pierde al bebé en el segundo mes de embarazo, percibe tres cuotas: la del mes de estimulación uterina y los dos meses de embarazo.
Pero en el colmo de la deshumanización y la conversión del cuerpo de las mujeres pobres y los bebés en una mercancía más, nos encontramos con agencias que tienen la desfachatez de hablar de los bebés como si fueran electrodomésticos en garantía, vendiéndose así: “somos la única compañía en el mundo que te garantiza el reinicio del programa, hasta dos años después del nacimiento del bebé si muere por cualquier causa, incluidos accidentes domésticos o de tráfico. Sin coste alguno para ti. Queremos que tengas la certeza de que tendrás el hijo pase lo que pase”. ¡Le ponen garantía y se aprovechan de una mujer en situación de vulnerabilidad!
Las reseñas de los clientes de estas web también dicen mucho de la calaña de quienes acceden a este moderno mercado de esclavos, en una de ellas podemos leer: “un bebé se puede morir de cualquier de cosa y la inversión económica es demasiado grande como para que la garantía de reemplazo solo dure dos años, en los vehículos dan hasta cinco, que no digo que se supere, pero al menos que se iguale”.
Cualquier legislación sobre los vientres de alquiler que no sea prohibirla a nivel mundial, y con responsabilidad penal, lo único que representa es una puerta abierta a la compraventa de niñas y niños y a la explotación de las mujeres más vulnerables, en pro de las personas ricas a las que esta sociedad hace creer que todo se puede comprar a golpe de talonario.
Tenemos que continuar luchando para garantizar una sociedad en la que nadie se vea en la obligación de vender su cuerpo para poder vivir, y poder garantizar a estas mujeres su derecho a la vivienda, a la educación, al trabajo remunerado en igualdad con nuestros compañeros, a la maternidad y a tomar nuestras propias decisiones sin nada que interfiera por pura necesidad económica.