Declaración de los parlamentarios de Solidarity y miembros del Socialist Party [sección irlandesa del CIT], Ruth Coppinger, Paul Murphy y Mick Barry
El rotundo “Sí” en el referéndum
por la despenalización del aborto refleja un auténtico terremoto político y un punto de inflexión para Irlanda. Es una victoria enorme, en particular para las mujeres en Irlanda que después de treinta y cinco años se han liberado de la opresión de la 8ª Enmienda (enmienda de la Constitución de Irlanda que pena con 14 años de cárcel el aborto). Ahora no se puede justificar ninguna demora. No hay nada que impida al Parlamento Irlandés actuar rápidamente para promulgar una legislación que haga efectiva las propuestas del Comité Oireachtas. Nadie más debe sufrir.
Esta gran victoria forma parte de la rebelión global de las mujeres y el colectivo LGBTI contra una larga historia de discriminación y será sin duda un gran impulso para todos aquellos que luchan contra la opresión y por la igualdad real de derechos en todo el mundo. Y las consecuencias de esta victoria van a mucho más allá de Irlanda, ya que es un ejemplo concreto de fuerza y de cómo se pueden cambiar las cosas. Un punto de apoyo especialmente útil para mujeres que en otros lugares del mundo aún mueren debido a la ausencia del derecho al aborto como las mujeres en América Latina.
El movimiento se rebela contra la hipocresía del sistema.
Este ha sido un triunfo fundamentalmente de la juventud, la generación a menudo presentada por el establishment como “la generación floja” en un intento por desacreditarles. Esa ha sido la generación que ha dicho - basta ya - y después lo ha llevado a la práctica, en particular después de la trágica e innecesaria muerte de Savita Halappanavar [Savita Halappanavar murió de sepsis en 2012 después de negársele un aborto durante un aborto espontáneo prolongado]. Fueron las jóvenes quienes rechazaron continuar con la hipocresía de un sistema que ha obligado a 170.000 mujeres embarazadas (desde que se aprobó la 8th enmienda en 1983) a viajar para obtener servicios de aborto en Reino Unido, Holanda y otros lugares y exigió cambio a un establishment político petrificado y reacio.
Hay que decirlo alto y claro. Una vez más, tal y como sucedió con el movimiento contra las tasas del agua impuestas por la troika o con el referéndum sobre el matrimonio homosexual en 2015, la clase trabajadora ha sido - parafraseando a James Connolly - la “base segura” de este enorme cambio social. Debido a su experiencia, la clase obrera tiene un sentimiento de solidaridad innato. Es la fuerza que en este país empuja en una dirección progresista, como presenciamos durante la campaña y que quedó demostrada en los hechos con la enorme participación y el voto masivo por el Sí en las zonas de extracción trabajadora.
Un movimiento desde abajo
Hubo una amplia campaña oficial del “Sí”, y dentro de ella, un movimiento desde abajo, independiente, que se ha desarrollado a lo largo de los últimos años, meses y semanas. Fue este movimiento el que ha marcado la diferencia, incluyendo la respuesta a las escandalosas mentiras y alarmismo social impulsado por los defensores del “No”.
Para ser justos, también es necesario reivindicar como una parte fundamental de esta victoria a quienes en los últimos años han defendido con absoluta claridad y más fuerza que nadie el derecho al aborto: los socialistas y la izquierda. Hasta hace muy poco, Solidarity - era la única entidad política en el parlamento irlandés que luchaba por el derecho al aborto con una clara postura a favor del derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo.
Hay una enorme diferencia entre los que votaron “No” y los organizadores de la campaña del “No”. Esta campaña expuso una visión aterradora de la Irlanda que defiende “derecha religiosa”. Rebosando misoginia, la campaña del “No” extendió la idea de que no se podía confiar en las mujeres presentándolas como egoístas asesinas. Su vergonzosa postura de culpabilizar a las mujeres ha sido inaceptable y muy representativa de la moral podrida que les caracteriza.
Rechazo de las ideas retrógradasA medida que aumentaba la retórica de la campaña del “No” muchas mujeres se sentían más vulnerables y menos a salvo. Pero ellos y sus ideas reaccionarias han sido rechazadas con rotundidad en este referéndum. El hecho de que la mayoría de los representantes públicos del Dianna Fail [el principal partido de derecha en la oposición] hayan sido parte de esta campaña contra el derecho al aborto es algo que no será olvidado por la gente. Este referéndum tiene grandes implicaciones para el norte (en Irlanda del Norte el aborto también es ilegal), donde las mujeres y los jóvenes no aceptarán quedarse atrás. En el norte los activistas de ROSA ya están poniendo en marcha una gran campaña para exigir el derechos de aborto, comenzando con un Bus4Choice [Autobús por la elección] que viajará la próxima semana por todo el norte con píldoras abortivas que permiten abortar de forma segura, pero que son ilegales.
Este rotundo resultado por el Sí tiene que llevar a la aprobación inmediata de la legislación en el parlamento irlandés y la provisión de servicios necesarios en el servicio de salud para hacer efectivo el derecho al aborto hasta las 12 semanas por libre elección o por motivos de salud. El gobierno también debería promulgar inmediatamente el Proyecto de ley de Educación Sexual que presentó Solidarity y que ya fue aprobado por mayoría en la cámara. El servicio sanitario debe proporcionar anticonceptivos gratuitos que deben ser promovidos en la sociedad.
Para que esto suceda hay que presionar al establishment político desde la calle. Debemos recordar que hemos tenido que esperar más de cinco años desde la muerte de Savita para que finalmente se celebrara el referéndum y esto no puede suceder con relación a la puesta en práctica del resultado.
La juventud ha sido la clave para lograr este triunfo contra la opresión y por el derecho de las mujeres a decidir sobre sus propios cuerpos. Con esta experiencia a sus espaldas sólo es cuestión de tiempo que también se rebelen contra un sistema educativo cada vez más opresivo, contra una situación que les niega un trabajo con salarios y condiciones dignas, que les niega el derecho a la vivienda y en definitiva les niega el derecho a un futuro mejor.
Construir una izquierda socialista
Leo Varadkar [primer ministro irlandés] puede tratar de aprovecharse de este resultado, ya que en el último minuto decidió cambiarse de lado y apoyar el “Sí”. Pero él, el Fine Gael [el partido de derechas en el gobierno] y cualquier otro partido que defienda e implemente una política capitalista se tendrá que enfrentar inevitablemente a toda la fuerza del terremoto juvenil que se avecina. Ellos no tienen soluciones para estas cuestiones apremiantes y no pueden satisfacer el deseo de justicia e igualdad que está impulsando de manera decidida a las generaciones más jóvenes hacia la izquierda y las ideas socialistas en muchos países como EEUU, Gran Bretaña, Estado español y - después del resultado del referéndum - también en Irlanda.
Como parlamentarios de Solidarity y miembros del Socialist Party [sección irlandesa del CIT], tenemos una larga experiencia de lucha con respecto a estas cuestiones y en la defensa del derecho al aborto. Estamos orgullosos de haber sido parte de la campaña de Time4Choice [Es el momento de decidir] de ROSA que estuvo a la vanguardia del “Sí” en la campaña del referéndum y promovió enormemente el desarrollo de un gran movimiento desde abajo. Este movimiento y ROSA no van a desaparecer, su objetivo es convertirse en una gran fuerza feminista, revolucionaria y socialista para luchar por un cambio radical en este país.