Victoria rotunda de la movilización contra la justicia patriarcal

El pasado 18 de septiembre, tras cuatro días de juicio y con la fiscalía y la abogacía del Estado posicionados a favor de que el crimen contra Paz fuera condenado por homicidio, el jurado popular emitía un veredicto demoledor.

Por unanimidad determinaban que la muerte de Paz fue un asesinato cometido de forma “deliberada, consciente e intencionadamente, eliminando toda posibilidad de defensa de su víctima”. A continuación, la fiscalía, que hasta 24 horas antes se había negado a reconocer el asesinato, cambiaba su petición de 15 a 21 años de cárcel, la abogacía del Estado hacía lo mismo y el abogado defensor del asesino, que hasta el día anterior defendía su libre absolución, pedía la pena mínima para este delito, 20 años. Finalmente ayer, 30 de septiembre, conocimos la sentencia: 24 años de cárcel y 10 años de libertad vigilada. Una sentencia contundente que evidencia la crueldad de este asesinato machista que la justicia patriarcal ha intentado negar con todas sus fuerzas y recursos hasta que no les hemos dejado otra opción. Por eso afirmamos sin lugar a dudas que esta sentencia es una victoria del movimiento. ¡Con la lucha hemos doblegado al aparato judicial!

Una sentencia impuesta por la movilización

Desde el primer momento el aparato judicial dejó claro de qué lado estaba: la fiscalía se negaba a calificar lo ocurrido como un asesinato machista, pidiendo que se juzgase por un delito inferior, el de homicidio, con una pena máxima de 15 años de cárcel, a pesar de reconocer los agravantes de abuso de superioridad y desprecio de género. Pero por si no hubiese quedado claro el carácter machista del aparato judicial, durante los cuatro días que duró el juicio, volvimos a ver el maltrato y la humillación al que este sistema somete a las víctimas y a sus familias. El juez negó a sus familiares ser acompañadas en ningún momento de la declaración y las peticiones de juicio a puerta cerrada, así como de un biombo de separación para no enfrentarse cara a cara con el asesino de Paz, fueron rechazadas.

Mientras el juez paralizaba el juicio en distintas ocasiones y amenazaba a una de las hermanas de Paz con expulsarla por mirar a los ojos al asesino o por ayudar a su madre a salir de la sala, el asesino era defendido por un abogado de oficio especialista en violencia de género. Una vez más la justicia amparando al asesino y machacando a las víctimas. Ese es el calvario reservado a quienes se defienden y denuncia la violencia machista en los tribunales.

El calvario al que ha sido sometida la familia de Paz durante las vistas, es una prueba más de que este juicio y esta sentencia, lejos de demostrar que la justicia funciona o que el aparato judicial no estuviera plagado de machistas y reaccionarios, lo que confirma es que solo con la movilización más contundente, como la que hemos llevado a cabo las últimas semanas, se puede torcer el brazo de este sistema.

La lucha nos hace libres

Ahora parece mentira que hace solo unas semanas todos y cada uno de los y las representantes de este sistema judicial negasen por activa y por pasiva el asesinato, pero así es y así se recordará, porque es la verdad. Somos nosotras y nosotros, jóvenes, trabajadoras, trabajadores, vecinas y vecinos de Gijón, con el apoyo y la solidaridad del resto del Estado, quienes hemos arrancado esta sentencia y hecho justicia para Paz. Y del mismo modo, la victoria de esta sentencia - que sienta jurisprudencia y un precedente muy importante para evitar nuevos casos de asesinatos y violencia machista - también es patrimonio del movimiento contra la opresión de las mujeres humildes y trabajadoras , como Paz y como tantas otras que quedan aplastadas en el anonimato por el peso insoportable de este aparato judicial heredado del franquismo que pretende retrotraernos a aquella época con calificaciones infames y sentencias criminales.

Somos muy conscientes de esto y por ello, con el espaldarazo de esta victoria, seguiremos construyendo en las calles este poderoso movimiento contra la opresión de la mujer, contra la violencia machista y la justicia patriarcal. Hemos ganado esta batalla, pero continuamos la lucha hasta vencer y acabar con el sistema capitalista que utiliza el machismo en todas sus formas para golpear a las mujeres más humildes y nuestras familias, a través de la explotación laboral, con la precariedad, con el acoso y hasta cobrándose nuestras vidas a través de los asesinatos. La lucha sirve y la lucha sigue hasta que logremos un mundo en el que seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres.

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