Elisa Portillo · Libres y Combativas México

En entrevista con Radio Plantón (2021), las mujeres protagonistas de la toma del Canal 9 de Oaxaca el 1ro de agosto del 2006, recordaron: se llamó a las mujeres para que “dejaran los papeles que históricamente el sistema nos ha impuesto, como el sometimiento, la abnegación, los trabajos de la cocina y el cuidado a los hijos. Nos dimos cuenta de la capacidad que tenemos para expresarnos, luchar y llamar a la organización de todo el pueblo, y que podíamos desempeñar tareas destinadas sólo a los compañeros, como las brigadas de seguridad y la  repartición de tareas”.

En mayo del 2006, más de 70 mil maestros y maestras oaxaqueñas, en su mayoría rurales e indígenas, integrantes de la Sección 22 de la CNTE, entraron a huelga; exigían becas y libros para los alumnos, infraestructura en las escuelas y plazas para docentes rurales. Al no recibir respuesta de las autoridades, se montó un plantón y varias acciones de lucha, en donde cada día, más sectores de la clase trabajadora iban sumándose, campesinos, indígenas, profesionistas, y se incluyeron las demandas del pueblo.

Los gobiernos estatal y federal respondieron con la fuerza represiva del Estado, la PFP y la policía estatal siguieron las órdenes del entonces gobernador priísta Ulises Ruíz y del presidente Vicente Fox; dichas acciones se sumaron a los asesinatos y desapariciones de activistas y defensores del territorio, que distinguieron al régimen y dieron una razón más para fortalecer la lucha. El 17 de junio se conformó la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), que integró a más de 365 organizaciones, llamando a una insurrección pacífica y se tomaron municipios y edificios de gobierno.

Según la CONAPO, para el 2006 el estado oscilaba mayormente entre grado de marginación muy alto y grado de marginación alto. Por más de 10 años, la situación se ha mantenido relativamente igual, así, para el 2018, la CONEVAL registró que el 66.4% de la población se encontraba en pobreza y el 23.3% en pobreza extrema, mientras que el rezago educativo  abarcaba el 27.1%. Por otro lado, Oaxaca es uno de los principales blancos del capital trasnacional y nacional, que despoja a los pueblos de sus territorios y recursos naturales, con proyectos mineros, parques eólicos, plantas hidroeléctricas y el tren transístmico.

Como contraparte, esta región posee una tradición centenaria de insurrecciones por la defensa de sus derechos; entre el 2013 y el 2021 en Oaxaca se registraron 39 asesinatos de defensores comunitarios y del medio ambiente. Es dentro de este contexto que se conformó la APPO, irradiando su lucha en todo el estado, gracias a la organización magisterial y a la tradición organizacional de los pueblos indígenas, quienes conforman el 65.7% de la población oaxaqueña.

El ataque atroz del 14 junio del 2006 a las instalaciones de Radio Plantón y por consiguiente, la toma por parte de los estudiantes de Radio Universidad, dejó en claro el papel que jugaban los medios de comunicación en el movimiento. Las radios comunitarias pasaron a ser uno de los ejes organizativos del movimiento, en donde confluía el diálogo entre los miembros de la APPO; mientras el gobierno imponía un cerco mediático para aislarlos.

El 1ro de agosto del 2006, las mujeres llamaron a una marcha contra el cerco: “Aún en contra de la voluntad de nuestros compañeros de la APPO, quienes nos habían prohibido que hiciéramos una actividad como mujeres. Pero siempre hemos sido rebeldes.” Arribaron 3 mil mujeres quienes con ollas y cucharas, se plantaron frente a las instalaciones del Canal estatal y pidieron una trasmisión para denunciar las violaciones a los derechos humanos hacia el movimiento.

Ante la negativa y tras insultos, decidieron entrar a las instalaciones y tomar el canal. En la noche de ese día, las mujeres hicieron la 1ra transmisión desde el canal tomado y el cerco se rompió. De ahí en adelante, las mujeres tomaron un papel protagónico en la lucha: “no somos burguesas, ni somos copetonas, somos oaxaqueñas, mujeres bien cabronas”; la unión como mujeres trabajadoras e indígenas tejió lazos de lucha.

Cada año se conmemora este hecho histórico, parteaguas en la vida de las mujeres oaxaqueñas, para “rendir homenaje a nuestras ancestras, quienes nos dejaron la responsabilidad de seguir de pie”, las feministas appistas y jóvenes  llaman a seguir la lucha por el castigo a los responsables de la represión del 2006 (por lo menos 100 desaparecidos, 36 asesinados y 500 presos), la defensa del territorio, los y las activistas asesinadas y desaparecidas, contra la violencia hacia las mujeres y sus derechos.

Hechos que continúan, tan solo en la administración del Murat, se han contabilizado 529 feminicidios. También exigen que madres y mujeres puedan alzar la voz sin que la sociedad ni sus compañeros las señalen, y que no sean utilizadas para los reflectores e invisibilizadas después. Por último, convocan a la Asamblea Estatal de Mujeres para el 24 y 25 de noviembre.

El feminismo emanado de la lucha de clases siempre será revolucionario. Consciente de la opresión y explotación criminal del sistema patriarcal-capitalista hacia las y los trabajadores y la naturaleza, hace frente a las violencias machistas que día a día viven las mujeres, en pos de una liberación y transformación de la sociedad, por “el derecho al buen vivir.”

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