Desde el PSOE y desde los aparatos de CCOO y UGT se habla continuamente de los derechos de las mujeres, de la igualdad, de romper el techo de cristal, de que hay que garantizar la equidad salarial de las trabajadoras y considerar la lucha contra la explotación y la precariedad como una prioridad. Todos hemos escuchado a sus dirigentes y dirigentas adornar los discursos feministas que pronuncian cada 8 de marzo con estos argumentos.

Pero una cosa son las declaraciones y los discursos de cara a la prensa y la galería, y otra muy distinta es tomar medidas reales para acabar con las condiciones que mantienen a las mujeres trabajadoras como las más oprimidas de entre los oprimidos.

Cuando se trata de actuar contra las empresas que se lucran ofreciendo un servicio deficiente, incumpliendo sistemáticamente los pliegos de condiciones y condenando a las mujeres a la precariedad laboral, los bajos salarios, las jornadas de trabajo extenuantes, etc.,  estas señoras y señores de la izquierda parlamentaria e institucional, feministas de postín, balbucean y miran para otro lado. Las palabras se las lleva el viento y en la práctica solo sirven como cortina de humo para intentar ocultar que todo sigue igual.

Feminismo de postureo en lugar de feminismo combativo y de clase  

El ejemplo del lamentable espectáculo que están ofreciendo las cúpulas de estas organizaciones, que se autoproclaman orgullosamente feministas, ante la lucha de las mujeres del SAD asturiano es bastante elocuente.

Las trabajadoras del SAD en Asturias se encuentran en huelga indefinida desde el pasado 16 de agosto. Sus demandas de unas condiciones laborales mínimamente dignas han chocado frontalmente con la intransigencia de la patronal del sector que se niega a firmar un convenio que recoja sus legítimas demandas. En lugar de esto ha recurrido a la represión sancionando a trabajadoras con hasta un mes sin sueldo.

En estas condiciones el Gobierno del Principado y los Ayuntamientos, en manos del PSOE y responsables directos del servicio, en los hechos, han dado la espalda a las trabajadoras del SAD.

Mientras dicen entender las reivindicaciones de las trabajadoras, salta a la vista que están más preocupados por garantizar los beneficios de grandes empresas, como Sacyr y los intereses del archimillonario Florentino Pérez, que ahora copan el “negocio” de la asistencia a las personas dependientes, que de revertir las condiciones de extrema precariedad de las trabajadoras o la  degradación, cada día más aguda, del servicio que estas empresas prestan.

La Administración pública y los Ayuntamientos, incluidos los dirigidos por la izquierda institucional, en lugar de acabar con la subcontratación, remunicipalizar el servicio y expulsar a las empresas que mercadean con los derechos de la clase obrera para su lucro personal y privado, licitan a la baja los contratos públicos y guardan un silencio cómplice cuando los empresarios atacan las condiciones laborales y empeoran el servicio para mantener o aumentar sus ya escandalosos beneficios.

Las trabajadoras del SAD son continuamente maltratadas por la patronal con la complicidad de las Administraciones públicas, esta es la realidad. Este maltrato es profundamente capitalista y machista y es la raíz de la completa precariedad e indefensión laboral y económica en la que se encuentra este sector completamente feminizado.

La situación límite que viven las mujeres del Servicio de Ayuda a Domicilio demuestra que solo confrontando con las empresas privadas y enfrentándose a su insaciable deseo de acumular beneficios a costa de lo que sea, se podrá comenzar a transformar la realidad que a diario viven las trabajadoras.

Basta de palabras. La alcaldesa de Gijón, Ana González, del PSOE y el presidente del Principado, Adrián Barbón, del mismo partido, han declarado que entienden y comparten las reivindicaciones de las trabajadoras del SAD. Si esto es verdad y no un simple brindis al sol, como ha sido hasta ahora, deben de actuar ya en consecuencia exigiendo a las empresas que garanticen unas condiciones de trabajo dignas aceptando las justas reivindicaciones de las trabajadoras. Y no solo tienen que obligar a la patronal a cumplir a rajatabla los pliegos de condiciones que aceptaron para conseguir la concesión del servicio y expulsar de forma inmediata a las empresas que no lo hagan, deben rescatar este servicio fundamental para el sector público.

El Principado y los Ayuntamientos no pueden seguir haciendo una política que ha fracasado claramente. Deben rectificar ya, incrementar drásticamente el dinero destinado al SAD y como única garantía de que todos estos recursos se destinen a prestar un servicio de calidad, garantizando unas condiciones de trabajo dignas, este tiene que volver a ser de titularidad y gestión pública.

Libres y Combativas hemos estado codo con codo desde el primer momento con las compañeras del SAD. En las acciones, en las concentraciones, en las manifestaciones, contribuyendo a la caja de resistencia. Así es como actúa el feminismo de clase y anticapitalista. Pero ¿Que ha hecho en esta batalla el feminismo institucionalizado y “políticamente correcto”, que ampara los recortes sociales, que vela por la paz social? Ponerse en la barricada de enfrente y dar la espalda a esta lucha ejemplar llena de dignidad.

Combatir el machismo de verdad exige cuestionar el régimen capitalista y las instituciones que amparan la opresión de la mujer trabajadora y de la clase obrera en su conjunto. Todas las conquistas que hemos logrado han sido siempre fruto de la lucha.

Desde Libres y Combativas lo decimos alto y claro.

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