Lo hemos vuelto a hacer. Un nuevo día de la mujer trabajadora ha inundado otra vez las calles de todos los territorios del Estado español con manifestaciones masivas en un ambiente eléctrico y combativo, abarrotadas de mujeres, jóvenes, trabajadores, a quienes ni el frío, ni la lluvia, ni el viento nos ha podido frenar. "La lluvia molesta, más molesta el patriacado".
Una energía arrasadora se sentía en las calles de Madrid, desde Atocha hasta Plaza de España durante más de tres intensas horas sin tomarnos un respiro, como ocurría en las calles y plazas de tantas y tantas localidades, desde Barcelona, Tarragona, Galiza, Gijón, Valencia, hasta toda Andalucía o Esuskal Herria.
Un 8M con más de un millón de personas en una multitudinaria y combativa marea morada que ha teñido todos los rincones del mapa, mostrado su poderosa fuerza y una rabia que concentra todo el sufrimiento de nuestra clase y se rebela contra él.
Las feministas antifascistas llenamos las calles de Madrid.
— Libres y Combativas (@LibrsyCombativs) March 8, 2025
¡Madrid será la tumba del machismo! pic.twitter.com/lwMLe5hYkx
contra el pueblo palestino patrocinado por el imperialismo norteamericano y todos los Gobiernos capitalistas de la UE, incluido el del PSOE-Sumar, contra el mostruoso belicismo y militarismo global al que la clase dominante nos quiere arrastrar a costa de nuestros derechos laborales y democráticos, y detrayendo los recursos para la sanidad, educación, cuidados y vivenda públicas.
Pero también un 8M que se afirma en rechazar e impugnar ese feminismo burgués y pequeñoburgués, de postureo, que se pone un lacito morado cada 8M para fichar, pero que en el día a día apoya o se calla ante todo lo que incomoda al poder establecido o esos amigotes de Pedro Sánchez de entre 40 y 50 años. Ese feminismo edulcorado que mete en el mismo saco a banqueras y empresarias con trabajadoras, como si tuviéramos los mismos intereses; ese feminismo trasnochado, racista y tránsfobo que sigue dando la espalda a las más oprimidas entre las oprimidas.
Por eso tenemos que recordar una lección muy importante, algo que no podemos olvidar: que hemos sido nosotras, y solo nosotras, las trabajadoras, jóvenes, pensionistas, amas de casa, quienes no podemos pagar el alquiler y sufrimos la privatización de los servicios públicos, quienes hemos levantado el movimiento feminista combativo que tanto miedo les da. ¡Y con razón! Porque el movimiento de la emancipación de la mujer trabajadora que estamos viviendo es la mayor expresión de la lucha de clases en la actualidad y apunta a los cimientos de este bestial sistema capitalista que nada puede ofrecernos.
Por eso los y las comunistas revolucionarias de Libres y Combativas, de Izquierda Revolucionaria y del Sindicato de Estudiantes estamos en pie de guerra y en primera línea de esta batalla decisiva. Porque somos coherentes. Porque la revolución, como no nos cansamos de gritar, será feminista o no será.
Nuestro megáfonos, pancartas y cortejos han destacado por su ánimo, combatividad y por agrupar a decenas de miles por toda la geografía, cantando y gritado sin parar: ¡esta justicia es una mierda! ¡Tranquila, hermana, aquí está tu manada! ¡No es no, lo demás es violación! ¡Feministas antifascistas! ¡Arriba todas a luchar, las mujeres se rebelan contra el sistema patriarcal! ¡Patriarcado y capital alianza criminal!, entre otras muchas consignas.
Huelga estudiantil feminista
Jugando un papel de primera en este inspirador tsunami feminista, sin duda, se encuentra la juventud. La convocatoria de huelga el 7 de marzo del Sindicato de Estudiantes y Libres y Combativas vació las aulas, con más de un millón de estudiantes secundando la jornada, y a partir de las doce de las mañana llenó las calles de combatividad y dignidad, calentando motores para este maravilloso 8 de marzo de clase y combativo.
En A Coruña, Vigo, Bilbo, Gasteiz, Donosti, Gijón y Oviedo, Barcelona y Tarragona, en Madrid, Sevilla, Málaga, Granada, Córdoba, Huelva, Salamanca, León y Valladolid, en Zaragoza, València, Alacant, y más ciudades, miles de estudiantes dijeron alto y claro que estamos hartas de este monstruo llamado patriarcado y de su protector, el capitalismo.
Mientras la extrema derecha y todos esos machirulos tan indignados con el feminismo nos dicen que estamos locas y que no tenemos motivos para protestar, la violencia machista nos sigue arrebatando la vida, las agresiones sexuales continúan, las desigualdades persisten, en nuestras aulas o centros de trabajo soportamos humillaciones diarias.
La justicia patriarcal, saturada de machistas y franquistas, quiere aplastarnos. Como si de una venganza contra el movimiento feminista se tratara, jueces y juezas dejan en libertad a nuestros agresores, otorgan impunidad a violadores, obligan a víctimas a entregar a sus hijos a sus maltratadores, nos someten a interrogatorios vomitivos que nos culpabilizan a nosotras, preguntando cómo íbamos vestidas, si estábamos o no borrachas o si nos resistimos lo suficiente.
¡Feministas antifascistas siempre!
Estos días hemos denunciado que nuestra opresión tiene mucho que ver con el avance de la extrema derecha global. Hay una internacional reaccionaria que siente un odio visceral contra el movimiento feminista combativo. Los Trump, Elon Musk, Abascal, Meloni, Milei, Alternativa por Alemania, Ayuso… han situado a la clase trabajadora, a las mujeres, a los y las migrantes, a las personas trans, como el enemigo a abatir.
Ya no se esconden y actúan de forma cada vez más salvaje: el genocidio y la limpieza étnica contra el pueblo palestino a manos del nazi de Netanyahu es una buena muestra de ello. Todos estos fascistas comparten un objetivo: que las mujeres trabajadoras volvamos a ser esclavas y que estemos calladitas, y acabar con cualquier huelga, movilización y organización de la clase trabajadora.
Aquí lo sufrimos con Vox y el PP. Estos perros de la patronal, franquistas confesos, que todo el día se llenan la boca de denuncias falsas y en nombre de Dios, la patria y los toros quieren prohibir legalmente que se eduque en la igualdad y en el consentimiento en los centros de estudio.
Si esta horda de reaccionarios están desbocados y a la ofensiva, colocando los derechos de la mujer como primer objetivo a demoler, vociferando que las feministas han llegado demasiado lejos, es porque la izquierda institucional y acomodada al sistema, esa pseudoizquierda a la que le molesta el ruido y la lucha y militancia de base, no hace nada por enfrentarlos, dejándoles vía libre para esparcir su odio.
Pero quienes están yendo demasiado lejos son estos machistas, racistas y fascistas, que nos quieren calladas y sumisas. Y por eso este 8M ha vuelto a dejar claro que al fascismo no se le discute, se le combate, y esto hay que hacerlo desde donde somos fuertes: en la calle y con la lucha organizada. No vamos a derrotar a los fachas a través de Twitter ni tampoco con discursos muy ingeniosos en los Parlamentos.
Hemos enviado un mensaje muy claro al Gobierno PSOE-Sumar. Pueden sacar la bandera antifascista cada cuatro años, pero no engañan a nadie. Si fueran tan feministas y progresistas como dicen acabarían con la justicia patriarcal, pondrían en marcha una asignatura de educación sexual inclusiva y confrontarían con el poder de la Iglesia católica en las aulas. Pondrían en marcha un parque público de vivienda para terminar con el negocio de los caseros rentistas. Ilegalizarían Desokupa. Dejarían de financiar guerras imperialistas y ser cómplices de genocidios; y no compartirían el mismo discurso con Vox y las sectas ultracatólicas respecto al colectivo trans.
No vamos a parar hasta que todas seamos libres, hasta que podamos volver a casa sin miedo, hasta que barramos a esta escoria de extrema derecha de nuestros barrios y vidas. Y para ello tenemos que levantar una organización feminista, revolucionaria y anticapitalista. Eso es lo que hacemos desde Libres y Combativas, el Sindicato de Estudiantes e Izquierda Revolucionaria, y os animamos a todxs a seguir construyéndola con nosotras.
Lo tenemos claro. La ultraderecha y la reacción nos atacan porque nos odian, pero también porque nos temen. ¡Pues hoy tienen más miedo que ayer! Porque un año más hemos vuelto a demostrar que la lucha sigue y seguirá hasta acabar con este sistema capitalista de barbarie que solo trae opresión y violencia contra la clase trabajadora y las mujeres. No pararemos hasta romper nuestras cadenas y ser completamente libres de violencia y opresión. Y lo haremos al grito de ¡No pasarán!
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¡Viva el 8M! ¡Viva el día de la mujer trabajadora! ¡Viva el feminismo revolucionario y de clase!