Joshua Koritz - Socialist Alternative

El primer día de la presidencia de Donald Trump, millones de personas participamos en las Marchas de Mujeres convocadas a lo largo de todo el país, para expresar nuestra feroz

oposición al sexismo e intolerancia de Trump. Desde entonces, el movimiento #MeToo ha pasado a un primer plano, con miles de mujeres valientes compartiendo sus historias y exigiendo el fin de la violencia y el acoso sexual. Cientos de miles salieron este año a las Marchas de Mujeres, hambrientas por llevar el movimiento hacia delante.

Pero para para luchar contra todas las formas de sexismo que afectan a la mayoría de las mujeres en EE.UU, tales como la falta de viviendas económicas, los bajos salarios, o la falta de acceso a cuidados reproductivos de calidad, y aprovechar todo el impulso del #MeToo, es necesario crear un movimiento feminista masivo.

Con un 54% de mujeres americanas que denuncian haber sufrido en algún momento de su vida “insinuaciones sexuales no deseadas e inapropiadas”, el acoso y las agresiones sexuales son algunos de los ejemplos más crudos de la violencia a la que se enfrentan las mujeres bajo el capitalismo. Sin embargo, la opresión de la mujer va mucho más allá y nuestro movimiento debe tener en cuenta otras cuestiones que le afectan directamente.

 El derecho a una Vivienda

La falta de recursos económicos es la razón número uno para que las víctimas de violencia doméstica no puedan abandonar las situaciones de malos tratos.

Cuando las mujeres están atrapadas en relaciones violentas y de abuso, a menudo se les pregunta “¿Por qué te quedaste?” Para muchas, la respuesta es que no tenían recursos para marcharse. Existe una enorme falta de viviendas accesibles en la mayoría de las principales ciudades. Además, no sólo existe el peligro de que se queden en la calle tras abandonar a su maltratador, sino que incluso el hecho de denunciar los malos tratos podría conducir a su desahucio. ¡El movimiento feminista debe luchar para que haya control público de los alquileres y de los recursos económicos destinados al acceso a viviendas asequibles y dignas, financiados a través de los impuestos a las grandes fortunas!

La brecha salarial

En prácticamente todos los estados de Norteamérica las mujeres constituyen la mayoría de los asalariados con bajos salarios.

Las mujeres – particularmente las negras y latinas – representan un número totalmente desproporcionado de los trabajadores con bajos ingresos en los Estados Unidos. Ocupan el 58% de los empleos en los que se paga menos de 11 dólares la hora y el 69% de aquellos empleos donde se gana menos de 10 dólares la hora. La mayoría de esas mujeres son solteras y cerca de un tercio tienen uno o más niños a su cargo. Los bajos salarios implican un mayor riesgo de desnutrición o nutrición inadecuada e infravivienda. Para los capitalistas, la sobreexplotación siempre ha sido esencial para aumentar criminalmente sus ganancias, y el racismo y el sexismo son utilizados para alimentar la división de la clase trabajadora. ¡Desde el movimiento feminista es necesario unirse a la lucha por un salario mínimo de 15 dólares la hora, que ha cosechado importantes victorias en diferentes ciudades a lo largo del país!

Sanidad gratuita para todas

Cerca de 20 millones de mujeres americanas entre los 13 y 44 años no tienen acceso a anticonceptivos financiados públicamente.

Trump y el Partido Republicano han atacado frontalmente la Planificación Familiar y el derecho de las mujeres a decidir sobre su sexualidad. A nivel estatal, los Republicanos han impulsado la restricción de los derechos reproductivos, incluido el derecho al aborto. Esos ataques han afectado de forma dramática a las mujeres pobres y a las mujeres de color. Las estadísticas demuestran que las mujeres forzadas a seguir con un embarazo no deseado tienen cuatro veces más probabilidades de vivir bajo la línea de la pobreza. Las mujeres no deberían tener que elegir entre una precaria seguridad económica o la maternidad. Por eso es necesario luchar contra la pobreza, a la vez que luchamos por la atención reproductiva gratuita y el “Medicare for All”. La victoria de Roe contra Wade se ganó bajo la administración conservadora de Nixon porque las mujeres organizaron una campaña masiva para luchar por ello. ¡Necesitamos hacer lo mismo bajo la administración Trump!

¡Construir un movimiento feminista anticapitalista!

El movimiento #MeToo ha terminado con la impunidad de depredadores sexuales como Larry Nassar y Harvey Weinstein y esto ha dado confianza a millones de mujeres que quieren luchar contra el sexismo en todos los frentes.

Para poder conseguir reivindicaciones tales como viviendas económicas y de calidad, un salario mínimo de 15 dólares la hora, o un seguro médico universal, así como reformas profundas que combatan la violencia y acoso sexual en los centros de trabajo, el movimiento feminista debe buscar la unidad con las luchas de la clase trabajadora, especialmente con las luchas de las personas de color, los inmigrantes y la juventud.

De la misma manera que necesitamos un movimiento de masas, también necesitamos una fuerza política independiente; un nuevo partido político que sólo responda ante la clase trabajadora, que se diferencie con claridad del Partido Demócrata, el cual está atado por miles de lazos a las grandes compañías de seguros y a las grandes empresas. El machismo no puede ser plenamente extirpado de un sistema que lo necesita para sobrevivir, así que nuestra lucha para acabar con el sexismo, el racismo y todas las injusticias requiere un nuevo sistema económico y político organizado sobre una democracia real, ¡de carácter socialista!

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