En la madrugada del domingo 12 de Junio, la ciudad de Orlando era testigo de una de las peores matanzas de la historia de EEUU: 50 personas morían asesinadas a tiros en un conocido local gay de la ciudad mientras que más de 53 resultaban heridas en un ataque reivindicado supuestamente por el Estado Islámico.

El asesino mantuvo retenidas durante aproximadamente tres horas a cientos de personas que temían por su vida y cuyo único delito era su orientación sexual. Desde el Sindicato de Estudiantes manifestamos nuestra profunda solidaridad y apoyo a todos los familiares de las víctimas, a los que tuvieron que pasar por esa situación tan aterradora, así como a toda la comunidad LGTB (lesbianas, gays, transexuales y bisexuales) que vive consternada estos momentos tan duros.

Hoy somos millones de jóvenes y trabajadores en todo el mundo los que nos sentimos a su lado, indignados porque en el año 2016 todavía tengamos que vivir tragedias como estas que atentan tan brutalmente contra nuestros derechos y libertades.

Capitalismo es opresión

Hoy, al ver la reacción de dirigentes como Barack Obama, Presidente de los EEUU, que se lamenta por estos terribles episodios calificándolos como un “acto de terror y de odio”, no podemos dejar de pensar en todos los actos instigados por él y otros como él que no hacen otra cosa que arrasar con los derechos y libertades de los jóvenes y trabajadores en EEUU y en todo el mundo. Barack Obama, Hillary Clinton, Donald Trump… todos han querido manifestar públicamente su dolor por esta matanza pero parece que la concepción de la “defensa de las libertades” tiene para ellos distintos significados según quien sea el que sufre la opresión y la discriminación. Parece que se olvidan de todos los niños, ancianos, hombres y mujeres que sufren las consecuencias de las guerras que ellos promueven en Oriente Medio para defender los intereses económicos de los grandes multinacionales.

También se olvidan de todos los que dentro de las propias fronteras de EEUU sufren la brutalidad policial por ser latinos, negros o árabes y que, en los últimos años, han terminado en múltiples asesinatos a manos de la policía. Por supuesto, se olvidan de la libertad y los derechos de los inmigrantes que cruzan la frontera de México con EEUU, exponiéndose a innumerables peligros para tratar de tener la oportunidad de una vida mejor. Y para qué hablar de los 45 millones de personas que según las estadísticas viven en la pobreza en EEUU, fruto de las políticas en beneficio de las élites, de la falta de una sanidad y una educación pública en condiciones dignas, que tienen que sobrevivir a base de trabajos basura. La libertad de estos tampoco importa.

La moral podrida de los defensores del sistema

Esta es la moral podrida que caracteriza no sólo a los líderes políticos en EEUU, es la misma moral de la derecha aquí, en el Estado español. Personajes como Cristina Cifuentes, que han permitido campar a sus anchas las bandas fascistas, con sus manifestaciones racistas y homófobas en Madrid, ahora lamenta en las redes sociales lo ocurrido en Orlando. Es increíble que haya que recordarle que en la ciudad donde ella vive, en la que ha sido delegada del gobierno hasta hace bien poco, y cuya Comunidad preside, las agresiones homófobas a manos de elementos neonazis están a la orden del día.

Desde el Sindicato de Estudiantes queremos denunciar la actitud hipócrita de todos los que con sus actuaciones criminales provocan la opresión de millones de personas en todo el mundo. No sólo eso, sino que sus políticas criminales alimentan el odio y el fanatismo que luego sufrimos los de siempre, los jóvenes y los trabajadores. Hoy en Orlando, ayer en Bruselas, París, Madrid, también en los barrios pobres de Ferguson. Hoy más que nunca vemos cómo la única forma de liberarnos de cualquier tipo de opresión, y el medio para defender la libertad verdadera y genuina, es la lucha de la clase trabajadora y la juventud por acabar con el sistema capitalista. Sólo combatiendo conscientemente contra todos aquellos que nos condenan a la pobreza, a la precariedad, a la falta de libertades y derechos democráticos, en definitiva sólo rebelándonos ante quienes no tienen más moral que la del color de sus billetes, podremos aspirar a vivir en una sociedad justa, democrática, socialista, en la que ningún tipo de opresión pisotee la dignidad y la vida de las personas.

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