Lliures i Combatives València

¡Depuración ya! ¡Basta de LGTBIfobia!

El pasado 1 de mayo se hacía pública la agresión perpetrada por dos policías locales de Benidorm a una mujer trans migrante que caminaba por las calles de la localidad. En el vídeo grabado por uno de los propios agentes –seguramente para echarse unas risas con el grupo de amigotes después– desde el interior de una patrulla, se pueden escuchar los insultos y humillaciones que la compañera tuvo que soportar: “De día eres todavía más feo, eres horrible. ¿Qué hacéis ahora que no podéis jalar pollas ni robar? ¿Cómo vives? Si antes jalarías pocas pollas, con lo feo que eres, ¿ahora qué haces?”, “te dije el otro día que no podías estar por aquí y no te denuncié” o “Que te vayas cerdo”. Todo ello acompañado de la total tranquilidad que da vestir un uniforme de las fuerzas de seguridad del Estado.

Faltan palabras para expresar la repulsión, el asco y la indignación que sentimos al escuchar estas vejaciones y comentarios. Por si esto no fuera suficiente –y como ya hemos vivido muchas veces–, los dos agentes han salido totalmente impunes. El que insulta pasó una noche en el calabozo y quedó en libertad con cargos por un delito de odio, y el que graba fue imputado por un delito de omisión de socorro, siendo ambos suspendidos temporalmente de sus funciones. Por supuesto, para la víctima la realidad ha sido muy distinta: ella y sus compañeras han tenido que abandonar su piso porque llevaban días recibiendo llamadas telefónicas amenazantes y visitas intimidatorias a su domicilio.

La policía ataca al colectivo LGTBI y multa a la población… mientras protege a los fascistas

El acoso y maltrato que ha sufrido la compañera de Benidorm a manos de dos agentes de la autoridad no es un caso aislado ni es la primera vez que pasa. Estos elementos tránsfobos, machistas y racistas, que nutren buena parte de las filas de las fuerzas policiales, la Guardia Civil y el Ejército y que están vinculados abiertamente a la extrema derecha, cuentan con carta blanca para actuar como quieran con total impunidad. Saben que tienen el cobijo de la red de fascistas –con apellidos muy conocidos durante la dictadura franquista– que ocupan los altos cargos en el sistema judicial. En este caso se ha visto claro. Como denuncian desde el Observatorio Valenciano contra la LGTBIfobia, un abogado privado que no ejerce turno de oficio se puso en contacto con la víctima para ofrecerle ayuda en el ejercicio de acusación. Poco después se descubrió que dicho abogado está estrechamente ligado con el que ejerce la defensa de los agresores. ¿Casualidad? No lo creemos.

Esta agresión además ha sucedido en pleno estado de alarma por el COVID19, en el que el Gobierno ha reforzado el papel de la policía y los militares –de hecho, todos los cuerpos policiales del Estado pasaron a estar bajo el control del Ministro de Interior–. Durante las semanas iniciales del confinamiento eran constantes las imágenes en las redes sociales denunciando la arbitrariedad y el uso desproporcionado de la fuerza por parte de la policía y en los primeros 18 días de cuarentena se impusieron 216.326 multas aplicando la Ley Mordaza. Bajo la excusa de la “disciplina social” se ha sancionado por viajar más de una persona en un coche, por pasear demasiado lejos de tu casa al perro, por ir acompañado a comprar… Y, no contentos con ello, siguen persiguiendo e intimidando al colectivo LGTBI.

Sin embargo, la policía tiene un trato totalmente distinto con quienes a las 21h protestan en el barrio de Salamanca de Madrid o en las zonas ricas de muchas ciudades envueltos en la bandera de España. La proporcionalidad policial y la justicia para estos elementos reaccionarios se mide por la cantidad de ceros en tu cuenta bancaria o por si viajas en un Mercedes con chófer o en transporte público. No por casualidad, empresarios, banqueros y especuladores aplauden a los agentes cada tarde al grito de “aquí está nuestra policía”. Por el contrario, en las manifestaciones del 8 de marzo cantábamos una consigna bien distinta: “Me protegen mis amigas y no la policía”.

¡Depuración inmediata de las fuerzas de seguridad! ¡Fuera fascismo, machismo y LGTBIfobia de nuestras calles!

A pesar de que la Dirección General de Diversidad Sexual y Derechos LGTBI –que depende del Ministerio de Igualdad dirigido por Irene Montero– presentó una denuncia ante la Fiscalía de delitos de odio de Alicante por la agresión a la compañera tras, la experiencia nos demuestra que es un error confiar en una justicia que lleva incrustado en su ADN el machismo, la LGTBIfobia y el franquismo y que sigue emitiendo sentencias patriarcales vergonzosas.

Por supuesto que queremos leyes que reconozcan nuestros derechos, pero estas leyes no garantizan que el sistema judicial nos proteja de agresiones machistas y LGTIfóbicas. Es necesario ir mucho más allá, empezando por depurar la policía, el Ejército y la judicatura de todos estos elementos ultraderechistas que con orgullo muestran sus carnés de Vox. Esta debe ser una prioridad para el Gobierno del PSOE-UP. Las instituciones del Estado –y sus fuerzas de seguridad – defienden a una minoría y sus privilegios. Por eso, nosotras y nosotros tenemos que continuar organizándonos y movilizándonos, levantando un movimiento LGTBI y feminista revolucionario y anticapitalista, para que este Gobierno cumpla con las demandas que millones hemos levantado en las calles.

Sólo rompiendo con el sistema capitalista podremos acabar con la opresión que sufren las personas trans y el conjunto del colectivo LGTBI y podremos vivir en genuina libertad. ¡Únete a Libres y Combativas!

 

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