¡Viva la lucha del pueblo palestino!

La violencia que sufrimos las personas LGTBI en todos los ámbitos de nuestra vida es insoportable. Los ataques y la discriminación son constantes. En el Estado español se calcula que alrededor de 280.000 personas han sufrido agresiones por su orientación o identidad sexual en algún momento de los últimos cinco años. El 27,5% ha sido discriminado. El 8,6% ha sufrido violencia física o sexual. Y esto son solo los datos a los que tenemos acceso. Es intolerable, asfixiante y agotador.

Al fascismo no se le discute, se le combate

La extrema derecha, sea azul o verde, la que gobierna en decenas de Comunidades Autónomas y Ayuntamientos, convierte nuestras vidas en un verdadero infierno. Su persecución constante, su ideología retrógrada, homófoba y medieval, que esparcen desde las instituciones, en las redes sociales y los platós de televisión, pretende colocarnos una diana en la frente para que los sectores más reaccionarios de la sociedad vengan a atacarnos.

Cuando Abascal y compañía nos tachan de enfermos y predican su preocupación por el “aumento de la homosexualidad y la transexualidad”. Cuando la justicia patriarcal condena a años de cárcel a los activistas que protestaron contra el autobús tránsfobo de Hazte Oír en Sevilla. Cuando Ayuso legisla que vuelvan a existir las terapias de conversión. Cuando prohíben libros sobre nuestros derechos en las escuelas, cuando censuran películas infantiles porque dos mujeres se besan. O cuando hablan del “adoctrinamiento LGTBI” y exigen que haya un Día del Orgullo Hetero… Todo esto persigue un objetivo: acabar con las personas que no comulganos con su idea de España, una, grande y libre, que nos salimos de sus roles y que rompemos con el modelo capitalista de familia tradicional.

Este es el verdadero rostro de la derecha y la extrema derecha, de las sectas católicas y la jerarquía de la Iglesia. Ponen en la diana al colectivo LGTBI, a las mujeres, a los inmigrantes, a los trabajadores y trabajadores en general para que retrocedamos a los años 40, para enviarnos de nuevo al armario, a casa, a vivir nuestra sexualidad con miedo, vergüenza y en silencio, como tantas y tantas personas sufrieron durante la dictadura franquista.

No lo vamos a permitir. No vamos a permitir que su violencia LGTBIfóbica y fascista se cuele en nuestras aulas y campe libre por las calles. La juventud LGTBI, las lesbianas, gays, bisexuales, trans… tenemos claro que solo podremos frenar el avance de la extrema derecha con la lucha en las calles.

Menos propaganda y más justicia social

Los partidos políticos de la reacción, empresarios y banqueros, jueces, curas y obispos, son nuestros enemigos declarados. Y en cada manifestación feminista, en cada Orgullo Crítico, en cada protesta en defensa de nuestros derechos, cuando salimos a luchar por lo público y contra el genocidio sionista en Palestina… les declaramos la guerra, a ellos y a su sistema.

Pero todos los años también tenemos que recordar que la derecha cuenta con un socio muy fiable en las filas del PSOE para que la violencia LGTBIfóbica se abra camino. El Gobierno “progresista” podrá decirnos las veces que quiera que están de nuestro lado y vendernos los “tantísimos avances” que se han conseguido en materia LGTBI. Pero si atacan furibundamente la Ley Trans, defienden sentencias judiciales patriarcales, votan leyes con el PP y colocan a una tránsfoba convencida al frente del Instituto de las Mujeres, envían a la policía a reprimir la protesta social y golpear a migrantes mientras tratan a los nazis con guante de seda… Podrán decir lo que les plazca, pero con estas políticas ni se está con el movimiento LGTBI ni se frena a la extrema derecha.

No queremos palabrería barata, ni tampoco que cada 28 de junio se suban tweets con muchas fotos con la bandera arcoíris. Lo que queremos es vivir sin miedo y libres. Y para eso, queremos educación sexual inclusiva y que haya recursos suficientes en la escuela pública para luchar contra el acoso escolar. Queremos que se depure el aparato del Estado y la judicatura de franquistas. Queremos justicia real para las víctimas y que haya castigos ejemplares a quienes nos atacan. Queremos tener garantizado el derecho a una vivienda, a un empleo, a una educación y sanidad públicas dignas para todes. Que se derogue la Ley de Extranjería y la Ley Mordaza.

Este 28 de junio vamos a volver a gritar que no permitiremos que este sistema capitalista y patriarcal nos aplaste. Este Orgullo 2024 lo dedicamos al pueblo palestino y a su lucha incansable contra el genocidio sionista, contra el Estado asesino de Israel y  la complicidad atroz de los Gobiernos Occidentales.

El Orgullo de clase está con Palestina. ¡Todas, todos y todes a las manifestaciones!

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