El 3 de julio de 2021 de madrugada una manada homófoba mató a Samuel Luiz al grito de maricón de mierda en plena zona de ocio en el paseo marítimo de A Coruña, a la vista de todos y todas las que pasaban por allí.
En apenas 48 horas, movilizaciones multitudinarias llenaron calles y plazas en todo el Estado, empezando por la de María Pita, abarrotada y vibrando a la voz de ¡Samuel, hermano, no estás solo! ¡No son muertos son asesinados! Un grito unánime de solidaridad con su familia, amigos y amigas exigiendo justicia para Samuel y una respuesta contundente a la homofobia y al fascismo, a los discursos de odio de la extrema derecha que matan, como mataron a Samuel.
Tres años después, este 15 de octubre, ha comenzado el macrojuicio que concluirá el 18 de noviembre con el veredicto de un jurado popular.
La LGTBIfobia mata y la impunidad también
En el banquillo se sientan los cuatro acusados y la acusada para quienes la fiscalía pide entre 22 y 27 años de cárcel por asesinato con alevosía y ensañamiento. Diego Montaña, Catherine Silva, Alejandro Freire (alias Yumba), Alejandro Míguez y Kaio Amaral. Los dos primeros se enfrentan al agravante de discriminación por orientación sexual y el último al delito de robo con violencia, por el móvil desaparecido de Samuel.
Ya hay dos condenados, menores en el momento del crimen, que declararon como testigos desde los centros de internamiento de los que están a punto de salir, fruto del acuerdo al llegaron con la fiscalía al reconocer el asesinato. Ahora dicen no recordar nada.
Lo acontecido en las primeras sesiones da la medida de muchas cosas. Del horror que sufrió Samuel; de la desesperación de quienes intentaron auxiliarle, su amiga Lina e Ibrahima Diack y Magatte N´Diaye, dos personas senegalesas por entonces sin papeles; y de la impunidad de la que gozan quienes cometen estos crímenes homófobos. Solo eso explica que varios jóvenes se sientan seguros y capaces de patear, golpear a puñetazos y botellazos, intentando estrangularle, persiguiéndole cuando escapaba, gritándole maricón de mierda a voces, de agredirle colectiva y públicamente hasta matarle.
Homofobia y fascismo son lo mismo
Solo en Galicia en 2023 se registraron 48 incidentes de odio, de los cuales prácticamente todos (43) fueron agresiones a la comunidad LGTBI+. Así lo señala el Observatorio Coruñés contra la LGTBIfobia coordinado por la Asociación por la Libertad Afectiva Sexual (ALAS A Coruña)[i], que ejerce la acusación popular en el juicio por el asesinato de Samuel.
Entre 2002 y 2021 uno de cada cinco delitos de odio cometidos en el Estado español (22,7%) tuvo como objetivo la orientación y la identidad sexual de las víctimas[ii]. Alrededor de 350.000 personas del colectivo han sido agredidas física o sexualmente desde 2019, aproximadamente un millón han sido acosadas y cerca de 1.100.000 han sufrido discriminación.
Esta impunidad generalizada está detrás de que más de la mitad de las víctimas no llegase a denunciar. El 33% de las que no lo hicieron fue porque pensaban que no serviría para nada y casi un 20% por miedo a la respuesta LGTBIfóbica por parte de la policía.[iii] Con todo y con eso, el Ministerio de Interior reconoce un aumento de los delitos de odio que, tan solo en el último año, es del 21,3%, de los cuales la mitad son por racismo y orientación sexual.[iv]
Estas agresiones no son ninguna casualidad, sino consecuencia del discurso de la extrema derecha del PP y Vox, de los grupos ultracatólicos cargando constantemente contra el colectivo, envalentonando a los sectores más reaccionarios y dando aliento a las manadas homófobas y machistas. Son también el resultado de sentencias infames y de las absoluciones de nuestros agresores, como la del hombre que agredió a su víctima gritándole “Te voy a hacer heterosexual a hostias” en pleno McDonald’s. O la más reciente y escandalosa suspensión de penas de prisión a la manada de empresarios pederastas y violadores de Murcia.
La hipocresía y la manipulación del Partido Popular
La estrategia de la defensa está clara: todos los abogados admiten la “agresión colectiva” (es imposible no hacerlo porque está grabada y hay testigos), sin embargo sus defendidos o no participaron en ella o lo hicieron pero no se puede probar que sus acciones constituyan ningún delito. Dicho en otras palabras, no se puede determinar qué patada, golpe o puñetazo fue el que le mató, como si le hubiese matado uno solo o una persona sola. Se presentan como “víctimas” de acusaciones infundadas y sustentadas por un “juicio paralelo” al que ya habrían sido sometidos por la prensa y las redes sociales. ¡Increíble e indignante! La y los verdugos haciéndose pasar por víctimas.
A modo de ejemplo, la declaración de Catherina Silva: “Tienen razón, fue una cacería y una animalada”. Y a renglón seguido niega su participación para decir que lo único que hizo fue intentar ayudar a Samuel, que ¡tiene muchos amigos gays! y, llorando, denuncia el acoso que sufre desde el asesinato. Su abogado es Luciano Prado del Río, hermano de la secretaria general del PP de Galicia, Paula Prado del Río.
Ese “juicio paralelo”, que tanto molesta y del que siempre se presentan como víctimas los agresores y sus defensores, es en este caso el enorme rechazo social a la homofobia porque suscita una enorme atención pública a lo que pase dentro de la sala. Esa misma presión es la que está detrás de la declaración institucional del Parlamento gallego, con el PP a la cabeza, condenando “la agresión homófoba que causó el asesinato de Samuel Luiz” y expresando el rechazo a “cualquier forma de violencia y odio motivada por orientación sexual o la identidad de género”.
¡Vaya cara más dura! Los mismos que no tienen problema en gobernar con Vox dicen esto públicamente, pero por detrás la cosa es distinta. Hace unos días TVG, la televisión pública gallega en manos de la Xunta del PP y cuyos trabajadores están actualmente en huelga contra las externalizaciones y la manipulación, ordenaba oralmente o a través de una circular sin membrete ni firma —y solo a los periodistas de A Coruña— que no tomasen ni emitiesen fotos de los acusados ni incluyesen sus nombres en las informaciones. La respuesta no se hizo esperar y miles de personas compartían masivamente en redes la imagen de cuatro de los acusados señalando que la víctima era Samuel.
¡Justicia para Samuel!
Que nos agredan y nos maten —y lo que nos dicen al hacerlo— importa y mucho. Que a Samuel le gritasen maricón es homofobia y se tiene que reconocer en una sentencia ejemplarizante.
Gracias a la imparable lucha de millones de mujeres que hemos salido a las calles levantando un poderoso movimiento feminista cada 8M y un combate cotidiano por nuestros derechos hemos conseguimos que se reconociese el carácter machista de la violencia y los asesinatos que sufrimos las mujeres por el mero hecho de serlo. Con la LGTBIfobia pasa lo mismo, negada y jaleada por la derecha y la extrema derecha y minimizada por todo el espectro de la izquierda socialdemócrata y reformista, que se llena la boca de palabras de denuncia pero en los hechos no toma ninguna medida concreta, solo la movilización ejemplar del colectivo en las calles está cambiando las cosas.
Miles de jóvenes, de trabajadores y trabajadoras, familias enteras, estamos muy atentas a lo que suceda en las próximas semanas. Somos muy conscientes de que nuestro derecho a ser lo que somos en libertad no se conseguirá en ninguna sala judicial, pero sí tenemos clara una cosa: la impunidad de los crímenes homófobos se acabó. El asesinato de Samuel no va a ser en balde.
La fuerza del movimiento contra el machismo y la homofobia, contra el discurso y el avance de la extrema derecha, contra una judicatura y un aparato del Estado infestado de reaccionarios… es enorme, y vamos a continuar. ¡Justicia para Samuel! ¡Basta ya de homofobia, basta ya de impunidad!
Notas:
[i]Principales resultados del informe 2023 del Observatorio Coruñés contra la LGTBIfobia
[ii]La orientación o identidad sexual de la víctima fue el motivo más frecuente de los delitos de odio cometidos en España entre 2002 y 2021
[iii]La Administración registra 1.739 hechos de odio frente a las 57.000 agresiones denunciadas por personas LGTBI+ desde 2019
[iv]Los delitos de odio crecieron un 21% en 2023
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Xuízo aos asasinos de Samu. Xa de impunidade, xa de homofobia!
O 3 de xullo de 2021 de madrugada unha banda homófoba matou a Samuel Luiz ao berro de maricón de merda en plena zona de lecer no paseo marítimo da Coruña, á vista de todos e todas as que pasaban por alí.
En apenas 48 horas, mobilizacións multitudinarias encheron rúas e prazas en todo o Estado, comezando pola de María Pita, chea e vibrando á voz de “Samuel, irmán, non estás só!” “Non son mortos son asasinados!” Un grito unánime de solidariedade coa súa familia, amigos e amigas, exixindo xustiza para Samuel e unha resposta contundente á homofobia e ao fascismo, aos discursos de odio da extrema dereita que matan, como mataron a Samuel.
Tres anos despois, este 15 de outubro, comezou o macroxuízo que concluirá o 18 de novembro co veredicto dun xurado popular.
A LGTBIfobia mata e a impunidade tamén
No banco sentan os catro acusados e a acusada para quen a fiscalía pide entre 22 e 27 anos de cárcere por asasinato con aleivosía e ensañamento. Diego Montaña, Catherine Silva, Alejandro Freire (alias Yumba), Alejandro Míguez e Kaio Amaral. Os dous primeiros enfróntanse ao agravante de discriminación por orientación sexual e o último ao delito de roubo con violencia, polo móbil desaparecido de Samuel.
Xa hai dous condenados, menores no momento do crime, que declararon como testemuñas desde os centros de internamento dos que están a piques de saír, froito do acordo a que chegaron coa fiscalía ao recoñeceren o asasinato. Agora din non lembrar nada.
O acontecido nas primeiras sesións dá a medida de moitas cousas. Do horror que sufriu Samuel; da desesperación de quen tentou axudalo, a súa amiga Lina e Ibrahima Diack e Magatte N´Diaye, dúas persoas senegalesas por entón sen papeis; e da impunidade de que gozan quen comete estes crimes homófobos. Só iso explica que varios mozos se sintan seguros e capaces de patexar, golpear a puñadas e botellazos, tentandoo estrangular, perseguíndoo cando escapaba, gritándolle maricón de merda a voces, de agredilo colectiva e publicamente até o mataren.
Homofobia e fascismo son o mesmo
Só en Galicia en 2023 rexistráronse 48 incidentes de odio, dos cales practicamente todos (43) foron agresións á comunidade LGTBI+. Así o sinala o Observatorio Coruñés contra a LGTBIfobia coordinado pola Asociación pola Liberdade Afectiva Sexual (ALAS A Coruña)¹, que exerce a acusación popular no xuízo polo asasinato de Samuel.
Entre 2002 e 2021 un de cada cinco delitos de odio cometidos no Estado español (22,7%) tivo como obxectivo a orientación sexual e a identidade de xénero das vítimas². Ao redor de 350.000 persoas do colectivo foron agredidas física ou sexualmente desde 2019, aproximadamente un millón foron acosadas e preto de 1.100.000 sufriron discriminación.
Esta impunidade xeneralizada está detrás de que máis da metade das vítimas non chegase a denunciar. O 33% das que non o fixeron foi porque pensaban que non serviría para nada e case un 20% por medo á resposta LGTBIfóbica por parte da policía³. Con todo e con iso, o Ministerio de Interior recoñece un aumento dos delitos de odio que, tan só no último ano, é do 21,3%, dos cales a metade son por racismo e orientación sexual.⁴
Estas agresións non son ningunha casualidade, senón consecuencia do discurso da extrema dereita do PP e Vox, dos grupos ultracatólicos cargando constantemente contra o colectivo, envalentonando os sectores máis reaccionarios e dando alento ás mandas homófobas e machistas. Son tamén o resultado de sentenzas infames e das absolucións dos nosos agresores, como a do home que agrediu á súa vítima gritándolle “Voute facer heterosexual a hostias” en pleno McDonald’s. Ou a máis recente e escandalosa suspensión de penas de prisión á manda de empresarios pederastas e violadores de Murcia.
A hipocrisía e a manipulación do Partido Popular
A estratexia da defensa está clara: todos os avogados admiten a “agresión colectiva” (é imposible non facelo porque está gravada e hai testemuñas); con todo, os seus defendidos ou non participaron nela ou fixérono mais non se pode probar que as súas accións constitúan ningún delito. Dito noutras palabras, non se pode determinar que patada, golpe ou puñada foi o que o matou, coma se o matase un só ou unha persoa soa. Preséntanse como “vítimas” de acusacións infundadas e sustentadas por un “xuízo paralelo” ao que xa serían sometidos pola prensa e as redes sociais. Incrible e indignante! Os verdugos facéndose pasar por vítimas.
A modo de exemplo, a declaración de Catherina Silva: “Teñen razón, foi unha cacería e unha animalada”. E a continuación nega a súa participación para dicir que o único que fixo foi tentar axudar a Samuel, que ten moitos amigos gais! e, chorando, denuncia o acoso que sofre desde o asasinato. O seu avogado é Luciano Prado del Río, irmán da secretaria xeral do PP de Galicia, Paula Prado del Río.
Ese “xuízo paralelo”, que tanto molesta e do cal sempre se presentan como vítimas os agresores e os seus defensores é, neste caso, o enorme rexeitamento social á homofobia porque suscita unha enorme atención pública a aquilo que pase dentro da sala. Esa mesma presión é a que está detrás da declaración institucional do Parlamento galego, co PP á cabeza, condenando “a agresión homófoba que causou o asasinato de Samuel Luiz” e expresando o rexeitamento a “calquera forma de violencia e odio motivada por orientación sexual ou a identidade de xénero”.
Vaia cara máis dura! Os mesmos que non teñen problema en gobernar con Vox din isto publicamente, mais por detrás a cousa é distinta. Hai uns días a TVG, a televisión pública galega, en mans da Xunta do PP e cuxos traballadores están actualmente en folga contra as externalizacions e a manipulación, ordenaba oralmente ou a través dunha circular sen membrete nin sinatura —e só aos xornalistas da Coruña— que non tomasen nin emitisen fotos dos acusados nin incluísen os seus nomes nas informacións. A resposta non se fixo esperar e miles de persoas compartían masivamente en redes a imaxe de catro dos acusados sinalando que a vítima era Samuel.
Xustiza para Samuel!
Que nos agredan e nos maten —e o que nos din ao facelo— importa e moito. Que a Samuel lle gritasen maricón é homofobia e tense que recoñecer nunha sentenza exemplarizante.
Grazas á imparable loita de millóns de mulleres que saímos ás rúas levantando un poderoso movemento feminista cada 8M e un combate cotián polos nosos dereitos conseguimos que se recoñecese o carácter machista da violencia e os asasinatos que sufrimos as mulleres polo mero feito de selo. Coa LGTBIfobia pasa o mesmo, negada e acirrada pola dereita e a extrema dereita e minimizada por todo o espectro da esquerda socialdemócrata e reformista, que se enche a boca de palabras de denuncia mais nos feitos non toma ningunha medida concreta, só a mobilización exemplar do colectivo nas rúas está a cambiar as cousas.
Miles de mozos, de traballadores e traballadoras, familias enteiras, estamos moi atentas ao que suceda nas próximas semanas. Somos moi conscientes de que o noso dereito para ser o que somos en liberdade non se conseguirá en ningunha sala xudicial, mais si temos clara unha cousa: a impunidade dos crimes homófobos acabou. O asasinato de Samuel non vai ser en balde.
A forza do movemento contra o machismo e a homofobia, contra o discurso e o avance da extrema dereita, contra unha xudicatura e un aparato do Estado inzado de reaccionarios… é enorme, e imos continuar. Xustiza para Samuel! Xa abonda de homofobia, xa abonda de impunidade!