En el último mes de 2022 vivimos un terrible repunte en los casos de violencia machista y feminicidios. El inicio de este año está significando una continuación de esta lacra insoportable. En la provincia de Málaga, de hecho, ya han sido asesinadas dos mujeres durante los primeros quince días de enero.

¡El derecho al aborto no se toca!

Son los enemigos declarados de las mujeres y no dudan en estimular todas las formas de violencia posible contra nosotras. El pasado jueves, el vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Juan García-Gallardo (Vox), anunció que el Gobierno autonómico pondrá en marcha medidas antiabortistas entre las que se incluye obligar a los sanitarios a ofrecer tres opciones a las embarazadas que pretendan interrumpir su embarazo: posibilidad de escuchar el latido del feto, una ecografía en 4D o apoyo a la atención psicológica.

Es insoportable. Diciembre de 2022 será recordado por ser el mes con mayor número de asesinatos machistas desde que empezaron los registros oficiales en 2003. Trece mujeres asesinadas en 28 días y algunos casos más que todavía siguen siendo investigados. Si estos se confirman, en el último mes del año se ha producido un feminicidio cada 2,2 días.

¡Pero sin confundirnos de enemigo!

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Este 25N decenas de miles de mujeres, y muchos de nuestros compañeros también, hemos tomado las calles de todo el Estado contra la violencia machista, la justicia patriarcal y la ofensiva de la ultraderecha hacia nuestros derechos. 

Del 20 de noviembre al 18 de diciembre se celebrará el mundial de fútbol en Qatar. Esta cita está captando la atención de millones de personas, no sólo por una motivación deportiva sino también por la gran indignación y rechazo que está provocando su celebración.

Qatar 2022 pasará a la historia como el mayor escándalo de corrupción, especulación y blanqueamiento de una brutal dictadura asociados a un evento futbolístico. En este espectáculo de sangre y explotación –más de 6.500 trabajadores han muerto en la construcción de los estadios– la violación permanente de los derechos humanos por parte del régimen catarí es innegable. Y una de las más claras señas de identidad de este emirato es la opresión y tutela medieval que se ejerce sobre las mujeres.